CHILE2009: Culpar a los culpables

  • 30-09-2009

Quedan pocas semanas para la primera ronda de las elecciones presidenciales en Chile y ya se asoma la histeria colectiva. Particulamente, desde el bando que lleva 20 años en el poder. Y están dando lástima por la severa ausencia de creatividad y nulas ganas de ganar una carrera con empuje y destrezas.

A falta de ‘feeling político’ no hay nada mejor que el buen marketing que asusta. Lo usó Karl Rove para llevar un candidato de poca monta a la Casa Blanca (Bush Junior). Asustar y asustar hasta que la ciudadanía se vuelque hacia lo seguro y conocido. Y es el mismo método que ha usado la Concertación (el chileno PRI copypaste) desde cuando un grupo pequeño y egoísta negociaron con los empresarios de la dictadura, en lo que mal se ha llamado "La Transición".

La Concertación SIEMPRE ha ganado en segunda vuelta gracias a que "convencen" a un 5% de los votantes (se suponen que son de izquierda) que son la "alternativa" o el mal menor para que no llegue "la derecha" a La Moneda. Es decir, dependiendo quién era candidato, unos 170.000 mortales han ayudado a que se instale la Concertación en el gobierno. Una y otra vez. Se supone que son los activos del Partido Comunista.

Un operativo que durante 20 años no exigía mucho por parte de los mandamases de la política chilena ya que eran solamente dos en la contienda. Es que entre un bloque y el otro, la diferencia era y es mínima cuando no insignificante. O sea, nada los obligaba a que se esmeraran. Carrera corrida.

Ahora, el monstruo de los ‘trestercios’ ha mostrado su vil cabeza. Ocurre que existen tres alternativas que se disputan los votos y para horror de los horrores, un escenario que no es PREDECIBLE.

La estrategia (se podrá especular que es una estrategia aunque no da para tanto) del comando de Eduardo Frei es seguir con la tónica del miedo. Y es tan básica que llega a dar susto.

Primero, tratan de indicar por todos los medios posibles que Marco Enríquez-Ominami encabeza una suerte de proyecto sin futuro y, por lo tanto, sería un fait accompli que Marco no pasa a segunda vuelta. En otras palabras, preparan el terreno para cargarle el cuerpo del muerto -la idea de que la "derecha", o sea, Sebastian Piñera pueda ganar- a Marco. De esta forma, Eduardo y su team (el grupo de políticos que ya conocemos de sobra) no serán culpables de su propio fracaso.

Segundo, y ya que en la imaginación simple de la Concertación no hay duda de que Frei pasa a segunda vuelta, intentan de exigir que Marco se pronuncie sobre su respaldo a Frei, exponiendo una suerte de benevolencia hacia los anarkos sin futuro y la latente propiedad sobre los votos ajenos. La falta de creatividad se nota inmediatamente y es una lástima.

Si gana Piñera, no será culpa de Frei ni de la Concertación. Tampoco será por mérito propio de Piñera. Surrealmente, será la gracia de Enríquez-Ominami…

Hace pocas semanas, dio susto escuchar al ex pretendiente de la candidatura concertacionista Insulza, referirse a los votantes de la Concertación como "la infantería" que se podían movilizar al gusto del conglomerado.

Ahora, tales declaraciones se explican porque es simplemente la forma de cómo la cúpula de la Concertación ven a la gran base de ciudadanos que le han dado el poder durante 20 años: votos útiles y cuando no, ciudadanos útiles en tiempos de elecciones.

O dicho de otra manera, soldados rasos que marchan al son de la música del miedo.

Sun Tzu algo dijo sobre el hecho que "todos pueden ver mis tácticas por las cuales conquisto pero nadie puede ver la estrategia desde la cual emerge la victoria".

Aunque Frei ya eligió su propio modus operandi al confiar en los operadores políticos y mediáticos desgastados y, por ende, será víctima de su propio fracaso, quiéralo o no, cayeron en la lógica de mostrar las cartas antes de jugar. Y en pensar que las personas son tontas.

A los famosos "5%" de la izquierda chilena habría que preguntarle si acaso es cierto el refrán de la Biblia que "el amigo del necio se hará malo"… Llevamos 20 años esperando.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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