Una verdadera “burrada” y una estupidez es como han definido los diarios trasandinos los dichos de su embajador en nuestro país, Ginés González García, al referirse a los hombres de letras de su país. Y a este lado de Los Andes, estamos de acuerdo.
El nada de diplomático representante de esa nación en nuestro país dijo, textualmente: "Nuestros escritores más conocidos, los ganadores de premios internacionales, han muerto, no tenemos en este momento escritores laureados con grandes premios”. La fatal frase la pronunció al ser consultado por la prensa respecto de las plumas argentinas que estarán en la presente versión de la Feria Internacional del Libro de Santiago y cuyo invitado de honor es, precisamente, Argentina.
Esta provocación fue de inmediato recogida por una de las plumas de mayor éxito editorial de ese país, el autor de El Conquistador y El Anatomista, Federico Andahazi quien, teclado en ristre se fue a su blog y desde allí se encargó de fustigar el atrevimiento de su embajador y de paso, anunciar su negativa a pisar suelo chileno como estaba estipulado para el cierre de la Feria, ya que no estaba dispuesto a tolerar la ignominia de ser vapuleado por su propio representante de esa manera.
El mal estaba hecho y sólo bastaba esperar que la gran ola siguiera acumulando muertos. Y vino lo peor. El poeta Juan Gelman fue escueto. Sólo dijo: “No voy a ir a Chile”.
Es que al embajador González García le parece poco que su país sea representado por el Premio Cervantes 2007 y Premio Nacional de Literatura 1997. Tampoco le parece suficiente que Gelman haya recibido los premios de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo (2000), el Reina Sofía y, también le parece menor el reconocimiento que entrega el Estado de Chile, como lo es el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. Le parece poco que, además, se trate de un intelectual comprometido políticamente, que se autodenomina como “un militante que escribe poesía”, y que su vida haya sido devastada por la dictadura militar de ese país, que le mató a su hijo y a su nuera embarazada.
Así narra su drama el mismo Gelman, en su libro Carta Abierta de 1980:
“el 26 de agosto de 1976
mi hijo marcelo ariel y
su mujer claudia, encinta, fueron secuestrados
en buenos aires por un
comando militar. El hijo
de ambos nació en el
campo de concentración.
Como en decenas de miles
de otros casos, la dictadura
militar nunca reconoció
oficialmente a estos
“desaparecidos”. Habló de
“los ausentes para siempre”.
hasta que no vea sus cadáveres
o a sus asesinos, nunca los
daré por muertos”.
La admirable constancia y valentía de Juan Gelman le harían encontrar a su nieta, ya convertida en una mujer de más de 20 años. Fueron dos décadas en las que pasó de bebé a niña, y de adolescente hasta convertirse en una mujer, ignorante todo el tiempo mientras fue criada por un matrimonio cómplice de la dictadura militar argentina.
Pero la lucha de este poeta considerado como uno de los mejores de habla hispana continuó, como ya lo había sentenciado. Los restos de su nuera los encontró hace un par de años y Gelman sigue, sigue buscando los restos de su hijo.
Pareciera que para el embajador González García los grandes escritores son sólo aquellos que desde sus minaretes lanzan poemas al aire, dejándolos caer a la ciudad como pequeñas y lívidas plumas, bellas, enternecedoras pero cuya voz sólo sirve para el deleite, muy justificado por cierto, pero que terminan diluidas, acalladas en el asfalto.
Lamentamos que el embajador argentino no se enorgullezca de la talla de sus escritores y padecemos junto a nuestros hermanos argentinos, el atrevimiento de la ignorancia de su embajador, quien no sólo denosta a las letras de su país sino que remata diciendo que el mejor representante argentino en la presente Feria del Libro no es él mismo, sino que Marcelo Bielsa, el entrenador argentino que nos ha hecho jugar al fútbol como lo hacen en su país.
Imaginamos al embajador Ginés González como próximo ministro del deporte de la nación trasandina, porque la cartera de cultura, seguro no la tendrá.
Nosotros desde Chile, sentiremos la ausencia de Gelman en la Feria del Libro de este año con la certeza de que lo tendremos “presente para siempre”.