La organización de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch, denunció que China está operando cientos de prisiones ilegales donde las personas son detenidas por intentar quejarse sobre corrupción en el nivel local.
El organismo aseguró que estos centros, conocidos como "cárceles negras", funcionan en hoteles del Estado, hogares de ancianos y hospitales psiquiátricos.
Entre los detenidos se encuentran personas comunes y corrientes, que viajan a Pekín y a otras ciudades desde zonas rurales y son secuestradas y arrestadas por funcionarios gubernamentales y fuerzas de seguridad para evitar que reporten actos de corrupción o que pidan una indemnización por tierras robadas.
El gobierno chino niega la existencia de las cárceles, a pesar de la amplia cobertura del tema por parte de académicos y periodistas.