Periodistas quieren canal de TV digital

  • 18-11-2009

Ese fue uno de los acuerdos del XIII Congreso Nacional del Colegio. Otra de las aspiraciones es revisar las concesiones televisivas entregadas a perpetuidad.
                       
Comandados por su presidente Abraham Santibáñez, periodistas de todo el país se reunieron el pasado fin de semana en la capital para celebrar su décimo tercer encuentro territorial destinado a analizar diferentes problemas que los aquejan en el ejercicio de su profesión. La cita de trabajo se inició en la ex sede capitalina del parlamento y culminó al día siguiente en los salones del Centro Vasco.

En media docena de paneles se debatieron temas como La libertad de expresión en América Latina: Investigación periodística  y Transparencia informativa; Posiciones de liderazgo de mujeres periodistas; Periodismo y trabajadores de la prensa; Ética periodística;  Alcances de la televisión digital. Siendo las conclusiones de todas las materias tratadas de importancia para el ejercicio del periodismo, es indudable que el acuerdo de la asamblea final destinado a postular por la obtención de una señal de televisión digital, reviste gran trascendencia.

Atendiendo al artículo del proyecto de ley presentado por el Ejecutivo que crea la figura de concesiones de  canales regionales, locales, comunitarios, además de los nacionales, y que posibilita su acceso a personas jurídicas de derecho privado sin fines de lucro, debido a que el Colegio se encuadra en tal perfil, los reporteros decidieron iniciar estudios y contactos que los lleven a culminar una aspiración que los instalaría directamente en la era tecnológica de la información.

Otros aspectos de interés que se trataron  tuvieron relación con la imperiosa necesidad de promover la desconcentración de todos los medios de comunicación y, en la situación del audiovisualismo, revisar las concesiones indefinidas entregadas a los canales universitarios y el estatal, y por 25 años a las estaciones comerciales. Regalías que en primer caso provienen del cuerpo legal de 1970 y, en el otro, de decretos dictados al término de la dictadura pinochetista. Ninguna de las estaciones favorecidas con la perpetuidad del obsequio de pantalla  televisiva ha cumplido con el objetivo juramentado: hacer televisión educativa, cultural, y de servicio público. Esencialmente se dedicaron a las producciones comerciales usando los recursos más vulgares.

La gratuidad de las concesiones fue también objeto de análisis. Chile es uno de los escasos países en el mundo en que los propietarios de las estaciones no cancelan un peso al Estado por el uso del espectro radioeléctrico que pertenece a todos los habitantes. Los dineros recaudados, más otros ingresos, irían a incrementar un Fondo Audiovisual que ayudaría a las flamantes señales digital. Es más: en una actitud de prepotencia inadmisible, cuando autoridades gubernamentales solicitan espacio para promover alguna campaña de bien comunitario, la petición la cumplen a medias o la desdeñan completamente.

Y nadie dice nada. Ni siquiera el CNTV, colegiado donde priman los factores políticos y se viven en estado de endogamia permanente ya que muchos de sus integrantes un día están en ese directorio y al otro se van al de cualquier canal o a ocupar un sillón de Anatel.  Al respecto también hubo voces que estimaron oportuno demandar una nueva conformación del CNTV, marginando el manoseado cuoteo político, y que permita la entrada de representantes de otros sectores ciudadanos y profesionales. 

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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