Acostumbrado a ver en la televisión abierta gratuita la forma en que sobrevaloran a los famosísimos de la farándula, deportes y política, llama la atención que un canal de TV Cable, pagado cada treinta días, como es CNN de Estados Unidos, se preocupe de destacar a través de un programa la tarea desinteresada que realizan ciudadanos anónimos, en disímiles rincones del mundo en beneficio de sus comunidades postergadas.
Me refiero a su producción Héroes, que la semana pasada culminó espectacularmente en sus pantallas premiando a diez ciudadanos anónimos que durante largo tiempo dedicaron esfuerzo, tiempo, dinero, para ayudar a prójimos necesitados o enfermos. La noble misión alcanza mayor significado porque se trata de una estación privada perteneciente a Ted Turner, uno de los mayores empresarios de las comunicaciones de Norteamérica y que otrora alcanzara notoriedad por su matrimonio con la actriz Jane Fonda. Cualquiera pudiera pensar que, dada su figuración social y financiera, carecería de sensibilidad humanitaria para dedicar importantes espacios de su programación a fomentar el altruismo. Sin embargo, de nuevo, demuestra que en su estación existe preocupación por temas sociales que otros canales eluden para no perder dinero.
Igualmente, la muestra audiovisual adquiere connotación debido al amplio enfoque planetario de la emisión y a que la característica esencial de la estación es la información, ya sea a través de noticiarios, reportajes, entrevistas o comentarios. Desde tal punto de vista, la iniciativa se puede interpretar como un regreso a las raíces más puras del periodismo: estar siempre al servicio de las causas de los más postergados y desatender la defensa de los intereses de los dueños de la industria periodística alejándose de la manoseada vida privada de modelos, animadores, actrices, futbolistas, cantantes.
¿Por qué la tevé pública y comercial del país no emprende tareas similares? Es una interrogante que debería tener mayor repercusión en el canal de todos los chilenos. Sin embargo, ellos, al parecer prefieren copiar modelos extranjeros que generan mayor rating y, consecuentemente, volúmenes de publicidad. Fue el caso de Grandes Chilenos.
Por si alguna productora local desea explorar el formato humano de Héroes de CNN y ofrecerlo a un canal, señalo algunas de las distinciones otorgadas: a un señor de Zimbawue por su preocupación por menores violadas; a otro de Guatemala por llevar regularmente comida a los pobres; a un colombiano por sus campañas para alejar menores de las drogas; en Irak se premió a una persona que hizo una fundación para socorrer a niños abandonados de la guerra; en Timor Oriental el reconocimiento llegó a un ciudadano dedicado a evitar el contrabando de animales. Gentes que construyeron hospitales, orfanatos, escuelas, talleres para fabricar sillas de ruedas, asimismo fueron homenajeados por votación popular vía Internet. A los diez finalistas, en medio de show con estrellas fílmicas, más allá del correspondiente trofeo, a la vez se le entregó 2.500 dólares y al ganador cien mil.
En la proximidad del Bicentenario, entre tanto festejo propuesto para lucimiento de los non plus ultra ¿no será también conveniente exaltar a la mujer de la fábrica y del hogar; al ciudadano común y al labriego; a la pobre abuela que cuida seis nietos y la enfermera que trasnocha junto a los enfermos; al cuidador del faro fronterizo y al pescador que todos los días lanza redes al mar?