Luego que se informara que el Presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya, había conseguido una autorización para salir de Honduras hacia México, finalmente esta fue negada, tanto por el gobierno de facto, como por legalidad.

El canciller del gobierno de facto de Honduras, Carlos López, dijo que se rechazó "por improcedente" una solicitud de salvoconducto de México para que Zelaya viaje a ese país, pero apuntó que "sigue abierta" la posibilidad de otorgárselo.

Zelaya, sin embargo, dijo que no aceptaría un salvoconducto y descartó la posibilidad de pedir asilo en otro país, afirmando que quiere "salir como huésped distinguido, no como lo pretende el régimen de facto, como asilado".

Entretanto, decenas de simpatizantes de Zelaya llegaron a las calles aledañas de la embajada brasileña a corear consignas contra el gobierno de facto y a favor de su líder, pero fueron dispersados por la policía que usó cañones lanzaaguas.

La cancillería hondureña había confirmado que autorizó al presidente destituido a abandonar Honduras para viajar a México. Además, medios internacionales daban cuenta que un avión del gobierno mexicano había sido enviado  anoche a Tegucigalpa para trasladar a Zelaya.

Zelaya anunció que su intención era viajar a México y después a la República Dominicana, donde se reuniría con el ganador de las cuestionadas elecciones hodureñas, Porfirio Lobo a fin de "buscar una salida pacífica a la situación democrática del país".

En tanto, desde Managua, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, dijo que habló con Zelaya el miércoles y que éste le informó que después de viajar a México iría a La Habana para asistir a una reunión de la Alternativa Bolivariana de las Américas (Alba).