En la cumbre de Copenhague la ministra del Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte reconoció que una de las razones por la que Chile es vulnerable a los efectos del calentamiento global es el peligro de una desertificación en nuestra zona central.
De hecho, según la Dirección Meteorológica de Chile, en los últimos cien años se ha registrado una disminución de las precipitaciones de un 8 por ciento,
Esto se suma al estudio Economía de Cambio Climático, elaborado por la Universidad de Chile, de Valparaíso y Católica, donde se señala que la disminución de aguas en la zona central será un grave problema de aquí a 90 años.
James Mac Phee, experto en aguas de la Universidad de Chile y colaborador del estudio, indica que esta carencia se deberá a la disminución de precipitaciones y el aumento de las temperaturas.
"Para Chile en particular y más todavía para la zona central, es decir, entre las ciudades de La Serena y Puerto Montt. La mayoría de los modelos climáticos hoy predicen disminuciones en las precipitaciones y un incremento de las temperaturas durante el siglo XXI. Para el sector central del país ningún modelo de los actualmente existentes proyectan un aumento de precipitaciones en el siglo XXI", explicó el experto.
Según los estudios, la disminución iría del orden de un 20 a un 30 por ciento en algunos caudales del país, lo que incidiría en todos los usos del agua, desde la agricultura a las reservas hidroeléctricas, como advirtió Ximena Vargas, investigadora de la Universidad de Chile.
"Influye en todos los usos del agua, como la agricultura, la energía hidroeléctrica, que son las más importantes en usos del recurso en la zona central", señaló la investigadora.
La falta de agua para el riego es un problema fundamental, indica Mac Phee, ya que la agricultura utiliza más del 80 por ciento de toda el agua que se usa en nuestro país. Además, se verían afectadas de las zonas forestal, ganadera y agropecuaria.
Si bien no está confirmado, un escenario posible es que, a largo plazo, se genere una falta de agua potable en la región metropolitana y el eventual desplazamiento de los servicios productivos de la zona, provocando cambios en la estructura económica hacia el norte o el sur del país.
Un problema que, si bien se proyecta a más de 90 años, requiere una solución que no puede esperar mucho tiempo.