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Piñera se sacude del pinochetismo

El largo camino de distanciamiento de la dictadura que ha recorrido Piñera y sus equipos estratégicos le permiten afirmar hoy que no tendrá a ex colaboradores pinochetistas en su eventual gobierno. Claro, porque la mayoría ya no está vigente, no figuran entre sus cercanos u ocupan cargos en el Congreso o en alcaldías.

S. Houssein y S. Silva

  Miércoles 6 de enero 2010 21:40 hrs. 
Radio-Uchile

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El largo camino de distanciamiento de la dictadura que ha recorrido Piñera y sus equipos estratégicos le permiten afirmar hoy que no tendrá a ex colaboradores pinochetistas en su eventual gobierno. Claro, porque la mayoría ya no está vigente, no figuran entre sus cercanos u ocupan cargos en el Congreso o en alcaldías.

¿Quiénes son los pinochetistas que quedarían fuera del gobierno de Piñera? Es la primera pregunta que surgió luego de conocerse el intercambio epistolar entre el candidato de la Coalición por el Cambio, Sebastián Piñera, y el analista político, Patricio Navia, y después que Rodrigo Hinzpeter, coordinador de la campaña del abanderado de la Alianza, confirmara que quienes estuvieron vinculados a la dictadura no formarían parte de una eventual administración piñerista.

Como condición para manifestar públicamente su apoyo, Navia, primero partidario de la Concertación y luego ex miembro de la campaña de Marco Enríquez Ominami, le habría solicitado tres garantías a Piñera: que los pinochetistas no formaran parte de su gobierno, que su gabinete diera cuenta de la diversidad del país y que lograra separar los negocios de la política. “Leí tus tres aprensiones y te puedo garantizar que no debes temer a ninguna”, le respondió el candidato, ganándose el respaldo del analista y las portadas de los medios.

Y el miércoles en la mañana fue el hombre fuerte de Piñera, Rodrigo Hinzpeter, quien confirmó estas intenciones al declarar que “Sebastián Piñera no va a hacer un gobierno con personas que tuvieron cargos en el gobierno militar”, aunque aclaró que “la línea final la traza el propio” candidato, especificando que los pinochetistas no tendrían cargos claves.

Y aunque sus palabras no lograron mayor credibilidad en el gobierno, pues el ministro Secretario General de la Presidencia, José Antonio Viera Gallo, afirmó que “ellos tienen todavía que romper el cordón umbilical con la dictadura. Tiene que ser una distancia real, efectiva”, para Piñera este es un punto que ya tiene bastante resuelto, al menos en cuanto a los “rostros”.

Desde que afirmó que había votado por el No en el plebiscito de 1988, Piñera ha recorrido un largo camino de distanciamiento del pinochetismo que le ha rendido frutos. Por eso, no es de extrañar que ahora afirme con seguridad que no gobernaría con personas que tuvieron cargos de relevancia en la dictadura, pero también porque no están dentro de sus colaboradores de campaña cercanos o visibles.

Gran parte de la generación que ocupó ministerios o subsecretarías  en el régimen de Pinochet ya no está vigente: por edad, muerte, por estar vinculados a violaciones a los derechos humanos o, simplemente, porque ya no encontraron lugar en la política, especialmente con una derecha que ha debido desmarcarse del pinochetismo para lograr ascender en las votaciones.

Los que sí siguen están en el Congreso y sería inoficioso que pasaran al Ejecutivo, por lo tanto, estarían descartados como miembros del gobierno. Entre ellos figuran Jovino Novoa, actual presidente del Senado y ex subsecretario General de Gobierno de Pinochet; Alberto Cardemil, subsecretario del Interior en la dictadura y diputado desde 1993; el senador Juan Antonio Coloma, quien estuvo a cargo de la secretaría de la Juventud de Pinochet y miembro de comisiones legislativas de la dictadura; María Angélica Cristi, alcaldesa designada de la dictadura y diputada; el senador Víctor Pérez, también alcalde designado.

Otros de los emblemáticos y acérrimos pinochetistas dirigen hoy municipios, como Cristián Labbé, actual alcalde de Providencia, ex miembro de la DINA y ministro Secretario General de Gobierno entre 1989 y 1990; y Pedro Sabat, padre de la recientemente electa diputada Marcela Sabat, quien dirige el municipio de Ñuñoa desde que fuera designado en ese cargo por Pinochet en 1987.

Sin embargo, entre la lista de los Chicago Boys, instauradores del neoliberalismo de la dictadura y que también ocuparon cargos de relevancia en este régimen, se podría encontrar algunos colaboradores cercanos a Piñera, como Joaquín Lavín y Cristián Larroulet, quien además fue jefe de gabinete de Hernán Büchi. Este último, ex ministro de Hacienda de Pinochet, quien si bien es fundador y miembro activo del Instituto Libertad y Desarrollo, centro de estudios de la derecha, no se ha manifestado públicamente en esta campaña y se mantiene más bien en las sombras de la política. Además del propio hermano del candidato, José Piñera, aunque las posibilidades de unirse al Ejecutivo son escasas, pues es conocida la mala relación que tienen.

No es de extrañar entonces que luego de un arduo y, quizás, pensado trabajo de distanciamiento de las personalidades de la dictadura, le sea fácil afirmar al comando de Piñera y al propio candidato que no las considerará en cargos alta relevancia pública, como ministros, subsecretarios, incluso como directores de servicio porque, con los años, estos nombres, como la tinta, también se han ido borrando del escenario político.

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