El futuro de los medios en el gobierno empresarial

  • 26-01-2010

Un abogado me detiene en la calle para enrostrarme:¿Imagino que después del desastre electoral en las presidenciales, estarán pensando sacar a la luz un diario que haga oposición al próximo gobierno?

Ante mi perplejidad, pues no lo conocía, me agrega:- No se preocupe. Soy uno de los fieles oyentes que escuchó la radio de nuestra Universidad y a usted lo leía en los tiempos en que escribía en La Firme de los Gómez López. Me aprovecho de la confianza que dan los medios para preguntarle qué pasará ahora que nos quedamos sin diarios y todos los canales estarán en manos de la derecha.

Sin tener mucho tiempo para dedicarle, intento una explicación que lógicamente parte por TVN.  En la estación de todos los chilenos,  la palabra la tiene Sebastián Piñera que, de acuerdo con la Ley de TV, debe nombrar un nuevo director ejecutivo en un plazo no superior a noventa días. Los miembros del directorio se renovaron, en parte, recientemente. Así que por unos años seguirán reinando los nombres que llegaron en virtud del cuoteo político consensuado por la Concertación y la ultraderecha al arribo del gobierno de Aylwin. ¿Futuro director? Para el cargo existe un mar de especulaciones. Dicen que uno de los con más chance es Mario Conca, actual gerente de Chilevisión. Lo avala el buen pie económico y programático en que se encuentra su estación, el hecho que ya fue mandamás en TVN y, lo más importante, se identificó con la candidatura del empresario.

Para la estación estatal también postulan a la hermana del futuro gobernante, pero hay voces que indican que está muy nueva y que es preferible que continúe ganando experiencia audiovisual en CHV. Al lado de Jaime de Aguirre aún tiene mucho que aprender. Ante los anuncios de Piñera de que traspasaría  su canal a una fundación, también saltó a la luz en estos días el nombre de Carlos Hurtado presidiendo una primera  reunión de su directorio. Públicamente no se conocía tal nombramiento.

Quién debe estar pasando horas inquietas es el periodista Iván  Núñez. Si ya había puesto en apuros a su patrón durante el último debate presidencial, a las horas de que Sebastián fuera electo, de nuevo saltó a los titulares al reclamar el justo derecho reporteril a inquirir acerca de lo que preocupa a la ciudadanía. No hay preguntas atrevidas si ellas obedecen al clamor popular. Un mandatario no puede ocultar información salvo que comprometan la soberanía nacional.

Similar a la situación de Núñez deben ser  las horas que viven los colegas de La Nación. Su postura abierta contra Piñera llevó al jefe de su campaña a amenazar con cerrarlo si llegaban a triunfar. Como las cartas se dieron de esa manera, los periodistas tienen derecho a estar preocupados. Entre los variados rumores, se dice que el diario dejaría de aparecer y que la marca se vendería. Sin durante el mandato de Lagos se anunció que el grupo Prisa de España estaba interesado en adquirirlo, ¿mantendrá aún tal intención?

De las publicaciones del duopolio El Mercurio y Copesa, es de imaginar que seguirán viento en popa y gozando de las altas sumas de dinero que, a través de la publicidad estatal, durante los veinte años, les donaron  los cuatro gobiernos concertacionistas.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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