Afectados denuncian retraso y mala organización en la entrega de ayuda

Una mala administración e información en torno a la alerta de tsunami en el borde costero, problemas en el transporte y las telecomunicaciones, además de la nula entrega de alimentos, agua, medicamentos y artículos de primera necesidad denunciaron las víctimas del terremoto.


Una mala administración e información en torno a la alerta de tsunami en el borde costero, problemas en el transporte y las telecomunicaciones, además de la nula entrega de alimentos, agua, medicamentos y artículos de primera necesidad denunciaron las víctimas del terremoto.

Una mala administración e información en torno a la alerta de tsunami en el borde costero, problemas en el transporte y las telecomunicaciones, además de la nula entrega de alimentos, agua, medicamentos y artículos de primera necesidad denunciaron las víctimas del terremoto.

Continúan los reparos en torno a por qué la Oficina Nacional de Emergencia no alertó sobre los tsunamis y grandes marejadas que se llevaron poblaciones completas en nuestro país. Esto, pese a que los expertos habían dado cuenta de que existían irregularidades en el mar y un oleaje peligroso.

Este es el caso de la isla de Juan Fernández donde una ola gigante azotó el pueblo de San Juan Bautista causando las muertes de cinco pobladores, mientras que otros once residentes aún están desaparecidos.

En las ciudades costeras de las regiones del Maule y Bío Bío, como Iloca, Duao, Dichato, Constitución y Peyuhue, entre otras, el mar avanzó metros al interior de los pueblos y en su retroceso dejó graves destrucciones, heridos y muertos.

Mientras tanto, en la localidad chilena de Talcahuano se han registrado olas de 2,3 metros de altura por encima de lo normal y en Coquimbo y Valparaíso rondaban los 1,3 metros, según la Administración Nacional de Atmósfera y Océanos de Estados Unidos. En la Isla de Pascua y las Islas Galápagos las olas superaron los 0,3 metros por encima de su altura normal, de acuerdo con las últimas mediciones.

A esto se han sumado las innumerables réplicas que han terminado de sacudir y botar las construcciones que quedaron en pie luego del terremoto grado 8.8, según especialistas internacionales.

Viviendas de adobe, madera y concreto fueron  destruidas por la naturaleza chilena. Algunas antiguas, que incluso habían resistido el terremoto de 1960 en Valdivia, Otras construcciones nuevas también cayeron al suelo, dando cuenta de la mala calidad de las construcciones.

En este escenario se evidenció una demora de alrededor de 30 horas de los rescatistas chilenos que habían asistido a Haití en enero pasado. Los denominado Canes de Rescate sin Fronteras estaban listos desde el medio día de ayer para asistir a una de las poblaciones más afectadas, Concepción, donde un edificio de 15 pisos se desplomó dejando atrapadas a más de un centenar de personas en su interior. De las cuales sólo cerca de cuarenta han sido rescatadas con vida.

La directora de la Onemi, Carmen Fernández, se excusó diciendo que “se hace lo que se puede, y que era necesario dotar de implementos a los rescatistas para enviarlos a la zona”. Agregando que “desde Puerto Montt ya llegó un equipo que está ayudando”.

Además, los afectados, especialmente en la región del Bío Bío, reclaman que no han recibido ningún tipo de asistencia estatal y que, a más de treinta horas de ocurrida la catástrofe, aún se encuentran sin agua ni servicios básicos y los alimentos han comenzado a escasear, lo que ha motivado saqueos a supermercados en busca de enseres de primera necesidad.





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