Yo no entiendo mucho de fútbol, pero mi amigo Jorge Infante es un erudito. Lo avalan en tal condición sus años de jugador profesional en Chile, en media docena de canchas suramericanas y otros tantos en estadios de naciones europeas. Desde hace treinta años vive entre España y Chile. Lo topo en el Café Haití y directo me plantea su duda pelotera-televisiva:
-¿Qué pasa, Toñito, con el Canal de la “U”? Por la prensa me entero que el Presidente Piñera lo piensa vender en algo así como ciento cincuenta millones de dólares. ¿No es el mismo que arrendó en 24 o 25 millones de billetes verdes hace cinco años?
-En efecto, le confirmo, pero se habla de señal no de Canal ni de estación. Además el término jurídico utilizado en la transacción comercial entre el privado y la Universidad fue de usufructo, no de arriendo, ya que pertenece indefinidamente a la Casa de Bello. Es más, para efectos legales, porque está prohibida su venta, se quedó con el uno por ciento para su representación.
– Perdóname, pero la figura es muy parecida, retruca. Fíjate que, preocupado por el tema y enseguida te explico el por qué de mi interés, me fui al diccionario y copié su definición: del latín usufructo, significa derecho de usar los productos o rentas de una cosa que pertenece a otro. Es sinónimo de beneficios que se sacan de algo.
-Como esa es la realidad, reconozco que tienes razón y te informo que el año pasado Chilevisión arrojó utilidades sobre los cinco mil millones de pesos, y el anterior otro tanto. El manejo acertado de su programación en función del rating hizo que su cotización se fuera a los cielos, aunque yo la encuentro exagerada. Sin embargo, ¿desde cuándo nace tu preocupación por la tele?
– No, no, estás equivocado. Por sus vulgaridades, pobreza de contenidos, ausencia de debates ciudadanos, la TV chilena me va por los suelos…Sucede que cuando conocí la cifra desproporcionada en que se vendería Chilevisión, me puse a pensar si a la Universidad también le tocarían algunos millones de dólares. Como tú bien señalas, mal que mal es la propietaria de la señal, y, más allá del buen ojo comercial de su director, existe una marca potente que lo ha respaldado en estos años. Para mí, la presente situación la comparo con el derecho de formación que ejercen los clubes con sus jugadores. Si las instituciones invirtieron mucho dinero al prepararlos física y técnicamente, al cederlos o arrendarlos a otro club por un período, cuando el nuevo comprador, debido a que el jugador optimizó su rendimiento, logra traspasarlo en una cifra muy superior, lo atendible es que resarza al formador original. Así funciona en el fútbol y estimo que la “U” debería exigir a Piñera un porcentaje de participación en la futura venta.
-Sabes bien que mi fuerte no es el fútbol…En el caso que apuntas, los grandes clubes argentinos, Boca o River, ¿No pueden apelar también a una suerte de derecho a vitrina? Si Alexis Sánchez permanece en Cobreloa y no va a River, jamás estaría cotizado en los millones de dólares que hoy lo transa el fútbol europeo.
-Exactamente. Has dado en el clavo. El señor Piñera administrando el Canal de Valparaíso o La Red, nunca habría ganado más de cien millones dólares en cinco años haciendo televisión. Aquí la vitrina fue la señal de la Universidad; en consecuencia, es de justicia que reciba un porcentaje en la próxima cesión del usufructo o arriendo de Chilevisión.
– Querido amigo, gracias por tus bien intencionadas elucubraciones. Hagamos votos porque en los tiempos del rector Luis Riveros en que se traspasó el canal a Piñera, su departamento Jurídico haya tomado en cuenta estas alternativas de negociación. Mientras tanto, déjame brindarte un café.