El año pasado cuando Sebastián Piñera era candidato presidencial, su jefe de campaña y actual ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, aseguró que “Piñera, ha resuelto gobernar para los chilenos, para las chilenas, para los ciudadanos, especialmente los más pobres y los más vulnerables”.
Este compromiso está lejos de cumplirse, al menos en Educación, porque hoy los niños y jóvenes más vulnerables son aquellos que no muestran precisamente los mejores resultados educativos debido a que han estado excluidos del acceso a herramientas que les permitan desarrollar mejor sus capacidades.
En el último discurso presidencial se reiteró que serán cincuenta los liceos que ingresarán a la categoría de “excelencia” a lo largo de todo el país. Durante los próximos días estarán disponibles las bases del proceso de licitación donde los municipios pondrán sobre la mesa sus apuestas. Pero los alcaldes tienen miradas distintas.
En la comuna de Santiago pretenden postular a los liceos Barros Borgoño, Teresa Prat y el Internado Nacional Barros Arana. El alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, dice que este modelo lo ve como una oportunidad, pero deja en claro que es en la medida de que sea un proceso continuo en el tiempo “entendiendo que el fin último es que todos los colegios sean de excelencia”. Zalaquett, presidente de la Comisión de Educación de la Asociación Chilena de Municipalidades, aseguró que es una forma complementaria de mejorar la calidad “pero no la única”.
Para Damián Contreras, dirigente estudiantil del Liceo Confederación Suiza, las medidas del gobierno no son un aporte para la educación pública. Contreras calificó como “aberrante que el Estado chileno comience a catalogar a los liceos y margine a los demás porque produce más discriminación”.
“Denominar a liceos como de excelencia va a acrecentar la desigualdad. El Confederación Suiza se ve muy amenazado porque no tenemos la excelencia académica. Por eso vamos a seguir luchando para que la educación crezca y sea digna para todos los estudiantes de Chile”, manifestó el escolar.
Efectivamente, ¿qué pasará con todos aquellos estudiantes que tendrán que seguir optando por los liceos de “no excelencia”? Para Mario Sobarzo del Observatorio de Políticas Educativas de Chile (Opech), este tipo de soluciones tienen muy poco impacto, son discriminadoras, desarman la educación pública y sacan a los mejores estudiantes y profesores. Para el académico “no tienen impacto positivo, es un sistema meritocrático, pero de poco nivel” porque son sólo esos estudiantes los que verán un beneficio.
Este modelo trae a la mente lo que sucedió con la creación del Liceo Nacional en Maipú, que fue apoyado por el Instituto Nacional. La figura de apadrinamiento tendrá un rol fundamental en la propuesta del ministerio de Educación. También significará más recursos para los establecimientos.
Estos establecimientos “especiales” se regirán bajo estándares de infraestructura y la implementación de nuevas tecnologías como la presencia de una pizarra interactiva en cada sala de clases y un notebook por estudiante. Además serán medidos por sus puntajes Simce y PSU.
Éstas son metas que hoy muchos establecimientos pretenden cumplir, pero sin tener claridad sobre las modernas y efectivas metodologías que entreguen efectivamente educación de calidad a los niños y jóvenes de colegios municipales. Las propias cifras Simce reflejan que más del 50 por ciento en cada comuna no sobrepasa el promedio nacional de esta evaluación. Observando el cuestionado “semáforo” a nivel regional, los porcentajes reflejan que existen más establecimientos en alerta amarilla.
El gobierno pretende que en marzo del año 2011 estén funcionando 15 de éstos liceos de excelencia y para 2014 se completen las 50 instituciones. Los demás estudiantes en colegios de “no excelencia”, lamentablemente seguirán esperando.
El año pasado cuando Sebastián Piñera era candidato presidencial, su jefe de campaña y actual ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, aseguró que “Piñera, ha resuelto gobernar para los chilenos, para las chilenas, para los ciudadanos, especialmente los más pobres y los más vulnerables”.
Este compromiso está lejos de cumplirse, al menos en Educación, porque hoy los niños y jóvenes más vulnerables son aquellos que no muestran precisamente los mejores resultados educativos debido a que han estado excluidos del acceso a herramientas que les permitan desarrollar mejor sus capacidades.
En el último discurso presidencial se reiteró que serán cincuenta los liceos que ingresarán a la categoría de “excelencia” a lo largo de todo el país. Durante los próximos días estarán disponibles las bases del proceso de licitación donde los municipios pondrán sobre la mesa sus apuestas. Pero los alcaldes tienen miradas distintas.
En la comuna de Santiago pretenden postular a los liceos Barros Borgoño, Teresa Prat y el Internado Nacional Barros Arana. El alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, dice que este modelo lo ve como una oportunidad, pero deja en claro que es en la medida de que sea un proceso continuo en el tiempo “entendiendo que el fin último es que todos los colegios sean de excelencia”. Zalaquett, presidente de la Comisión de Educación de la Asociación Chilena de Municipalidades, aseguró que es una forma complementaria de mejorar la calidad “pero no la única”.
Para Damián Contreras, dirigente estudiantil del Liceo Confederación Suiza, las medidas del gobierno no son un aporte para la educación pública. Contreras calificó como “aberrante que el Estado chileno comience a catalogar a los liceos y margine a los demás porque produce más discriminación”.
“Denominar a liceos como de excelencia va a acrecentar la desigualdad. El Confederación Suiza se ve muy amenazado porque no tenemos la excelencia académica. Por eso vamos a seguir luchando para que la educación crezca y sea digna para todos los estudiantes de Chile”, manifestó el escolar.
Efectivamente, ¿qué pasará con todos aquellos estudiantes que tendrán que seguir optando por los liceos de “no excelencia”? Para Mario Sobarzo del Observatorio de Políticas Educativas de Chile (Opech), este tipo de soluciones tienen muy poco impacto, son discriminadoras, desarman la educación pública y sacan a los mejores estudiantes y profesores. Para el académico “no tienen impacto positivo, es un sistema meritocrático, pero de poco nivel” porque son sólo esos estudiantes los que verán un beneficio.
Este modelo trae a la mente lo que sucedió con la creación del Liceo Nacional en Maipú, que fue apoyado por el Instituto Nacional. La figura de apadrinamiento tendrá un rol fundamental en la propuesta del ministerio de Educación. También significará más recursos para los establecimientos.
Estos establecimientos “especiales” se regirán bajo estándares de infraestructura y la implementación de nuevas tecnologías como la presencia de una pizarra interactiva en cada sala de clases y un notebook por estudiante. Además serán medidos por sus puntajes Simce y PSU.
Éstas son metas que hoy muchos establecimientos pretenden cumplir, pero sin tener claridad sobre las modernas y efectivas metodologías que entreguen efectivamente educación de calidad a los niños y jóvenes de colegios municipales. Las propias cifras Simce reflejan que más del 50 por ciento en cada comuna no sobrepasa el promedio nacional de esta evaluación. Observando el cuestionado “semáforo” a nivel regional, los porcentajes reflejan que existen más establecimientos en alerta amarilla.
El gobierno pretende que en marzo del año 2011 estén funcionando 15 de éstos liceos de excelencia y para 2014 se completen las 50 instituciones. Los demás estudiantes en colegios de “no excelencia”, lamentablemente seguirán esperando.
El año pasado cuando Sebastián Piñera era candidato presidencial, su jefe de campaña y actual ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, aseguró que “Piñera, ha resuelto gobernar para los chilenos, para las chilenas, para los ciudadanos, especialmente los más pobres y los más vulnerables”.
Este compromiso está lejos de cumplirse, al menos en Educación, porque hoy los niños y jóvenes más vulnerables son aquellos que no muestran precisamente los mejores resultados educativos debido a que han estado excluidos del acceso a herramientas que les permitan desarrollar mejor sus capacidades.
En el último discurso presidencial se reiteró que serán cincuenta los liceos que ingresarán a la categoría de “excelencia” a lo largo de todo el país. Durante los próximos días estarán disponibles las bases del proceso de licitación donde los municipios pondrán sobre la mesa sus apuestas. Pero los alcaldes tienen miradas distintas.
En la comuna de Santiago pretenden postular a los liceos Barros Borgoño, Teresa Prat y el Internado Nacional Barros Arana. El alcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, dice que este modelo lo ve como una oportunidad, pero deja en claro que es en la medida de que sea un proceso continuo en el tiempo “entendiendo que el fin último es que todos los colegios sean de excelencia”. Zalaquett, presidente de la Comisión de Educación de la Asociación Chilena de Municipalidades, aseguró que es una forma complementaria de mejorar la calidad “pero no la única”.
Para Damián Contreras, dirigente estudiantil del Liceo Confederación Suiza, las medidas del gobierno no son un aporte para la educación pública. Contreras calificó como “aberrante que el Estado chileno comience a catalogar a los liceos y margine a los demás porque produce más discriminación”.
“Denominar a liceos como de excelencia va a acrecentar la desigualdad. El Confederación Suiza se ve muy amenazado porque no tenemos la excelencia académica. Por eso vamos a seguir luchando para que la educación crezca y sea digna para todos los estudiantes de Chile”, manifestó el escolar.
Efectivamente, ¿qué pasará con todos aquellos estudiantes que tendrán que seguir optando por los liceos de “no excelencia”? Para Mario Sobarzo del Observatorio de Políticas Educativas de Chile (Opech), este tipo de soluciones tienen muy poco impacto, son discriminadoras, desarman la educación pública y sacan a los mejores estudiantes y profesores. Para el académico “no tienen impacto positivo, es un sistema meritocrático, pero de poco nivel” porque son sólo esos estudiantes los que verán un beneficio.
Este modelo trae a la mente lo que sucedió con la creación del Liceo Nacional en Maipú, que fue apoyado por el Instituto Nacional. La figura de apadrinamiento tendrá un rol fundamental en la propuesta del ministerio de Educación. También significará más recursos para los establecimientos.
Estos establecimientos “especiales” se regirán bajo estándares de infraestructura y la implementación de nuevas tecnologías como la presencia de una pizarra interactiva en cada sala de clases y un notebook por estudiante. Además serán medidos por sus puntajes Simce y PSU.
Éstas son metas que hoy muchos establecimientos pretenden cumplir, pero sin tener claridad sobre las modernas y efectivas metodologías que entreguen efectivamente educación de calidad a los niños y jóvenes de colegios municipales. Las propias cifras Simce reflejan que más del 50 por ciento en cada comuna no sobrepasa el promedio nacional de esta evaluación. Observando el cuestionado “semáforo” a nivel regional, los porcentajes reflejan que existen más establecimientos en alerta amarilla.
El gobierno pretende que en marzo del año 2011 estén funcionando 15 de éstos liceos de excelencia y para 2014 se completen las 50 instituciones. Los demás estudiantes en colegios de “no excelencia”, lamentablemente seguirán esperando.
