Sismólogos advierten sobre la activación de fallas después del terremoto

La falla de San Ramón, que atraviesa la Región Metropolitana y otra ubicada en Pichilemu sufrieron una inusual reactivación de su actividad sísmica, por lo que llamaron a las autoridades a destinar más recursos a estas investigaciones.

La falla de San Ramón, que atraviesa la Región Metropolitana y otra ubicada en Pichilemu sufrieron una inusual reactivación de su actividad sísmica, por lo que llamaron a las autoridades a destinar más recursos a estas investigaciones.

El terremoto del 27 de febrero motivó una serie de investigaciones acerca del fenómeno sismológico en nuestro país cuyos resultados fueron dados a conocer por los expertos en la en la facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile.

De acuerdo a los sismólogos, la falla de San Ramón, que se extiende por 25 kilómetros entre los ríos Mapocho y Maipo, podría estar activa y generar, incluso, un terremoto de 7 grados en la escala Richter.

“Sabemos que la falla se ha movido a escala geológica, entonces, uno puede hacer ciertas suposiciones y determinar cuál es el caso más desfavorable. Ese es el caso en que todas las fallas a lo largo del frente cordillerano se rompen entre el río Maipo y el río Mapocho, y también en una profundidad de 10 kilómetros. Es un plano completo de 25 por 10 kilómetros. Y eso generaría un terremoto de magnitud siete. Ese es el caso más desfavorable”, señaló el académico de la Universidad de Chile e investigador del grupo Milenio, Gabriel Vargas.

Frente a esto, Jaime Campos, académico y responsable del Núcleo Milenio indicó que hay que evaluar el peligro en Santiago e incorporar sus implicancias en la norma sísmica.

El megasismo del 27 de febrero también incorporó nuevos datos y abrió campos de investigación. Sergio Barrientos, director del departamento de Sismología de de nuestra casa de estudios y del recientemente creado Centro Sismológico Nacional señaló que “con este terremoto han ocurrido cosas muy notables, que no teníamos idea de la existencia. Y una de ellas es la generación o la reactivación de una falla que está en las cercanías de Pichilemu”.

Para el investigador, hay que evaluar los riesgos de la falla de Pichilemu, los que cree menores porque esa ciudad ya se vio expuesta a la actividad en esta falla en el terremoto del 11 de marzo, dos semanas después del terremoto que afectó la zona centro-sur del país.

Otros elementos desconocidos y que merecen ser investigados son la rapidez con la que disminuyeron las réplicas intensas después del terremoto, una conducta completamente inesperada. Así mismo, la aparición de un nido sísmico a 28 o 30 kilómetros bajo Santiago.

Sin embargo, el departamento de Sismología tiene muy poco personal para llevar adelante estas investigaciones fundamentales para un país con las características de Chile.

Por esta razón, Jaime Campos, señaló la necesidad de generar un fondo especial para que las universidades de las regiones creen un arsenal de científicos en ciencias de la tierra capaces de abarcar estos temas.

En este mismo sentido, Campos advirtió que “en Chile no hay una institución del Estado encargada de convocar al sector privado, a los profesionales involucrados, ingenieros antisísmicos, geotécnicos, a los investigadores de las universidades, a los tomadores de decisiones públicas, ponerlos todos juntos y decir ‘tenemos que hacer un mapa de peligro sísmico’. Y eso que lo haga el Estado porque no tiene que haber un sesgo, tiene que ser protegiendo el interés común. Y eso no existe”.

Los expertos llaman a las autoridades políticas y gubernamentales a involucrarse con este tema para evitar o reducir el peligro que implica vivir en un país sísmico.

El evento fue organizado por la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, en conjunto con la Iniciativa Científica Milenio de Mideplan y la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt).





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