EEUU: Derrame de petróleo alcanza la costa de Texas
El crudo de la plataforma de BP se extiende por la costa, ya ha alcanzado cinco estados, y por las cuentas de la compañía: 3.120 millones gastados en la limpieza del petróleo. La nueva esperanza es el navío ‘La Ballena’, capaz de recoger 500.000 barriles diarios.
Radio Francia Internacional
Martes 6 de julio 2010 16:28 hrs.
La marea negra ya ha contaminado cinco estados. Las manchas de crudo que flotaban sobre la costa de Texas provienen, como han confirmado las autoridades de EEUU, del mismo sitio que las encontradas en Louisiana, Mississippi, Alabama y Florida: de la tubería de la plataforma petrolera de BP que estalló hace dos meses en el Golfo de México.
El vertido comienza a ser un fantasma que se infiltra por las paredes que trata de colocar la compañía británica, que ha instalado unos 900 kilómetros de barreras flotantes para tratar que el crudo siga extendiéndose. Alrededor de 45.000 personas, 6.500 embarcaciones y 113 aviones tratan de atrapar una sustancia viscosa que parece escurrírseles entre los dedos.
La mancha negra también se infiltra por los apuntes contables de BP. La compañía ha invertido ya 3.120 millones de dólares en recoger el vertido. Una cifra anunciada el lunes que revela 500 millones más que hace una semana.
585.400 barriles ya han sido recogidos, pero aún tendrán que ser muchos más. A esa tarea han vuelto los operarios de BP después de haber tenido que interrumpir las labores de limpieza durante tres días, por los intensos oleajes que dejó el paso del huracán Alex por el Golfo.
Un gigantesco buque taiwanés, La Ballena, ha sido situado enfrente del pozo que libera el crudo. Dotado con un nuevo sistema de absorción, aseguran que puede recoger 500.000 barriles diarios. Es una guerra aritmética: a parte del crudo vertido en la explosión, el pozo vomita 60.000 barriles diarios al mar.
Por qué se le llama La Ballena tiene que ver con el sistema que utiliza para limpiar el vertido. El buque “absorbe el petróleo y el agua y luego filtra el petróleo y expele el agua”, declaró el portavoz de BP Toby Odone. Sería el mayor impulso dado hasta ahora a las labores de recogida de un vertido que se ha convertido en el principal desastre ecológico de la historia de Estados Unidos.
Cada batalla que se pierde de esta guerra, cada palmo de costa que se infecta de esta peste negra, es un desastre medioambiental en sí mismo, que merecería por separado toda la anteción mediática si no fuera porque todo lo absorbe la suma de las partes que contamina el horizonte. Una de esas batallas se libra en las Islas Chandeleur.
Este archipiélago es una reserva de vida salvaje en el este de Luisiana y del éxito de La Ballena depende su salud. “Es crucial defender estas zonas porque albergan tortugas, camarones y otras especies protegidas”, destacó el almirante Paul Zunkunft, el guardacostas responsable del Gobierno, tras haber sobrevolado las islas.
La marea negra ya ha contaminado cinco estados. Las manchas de crudo que flotaban sobre la costa de Texas provienen, como han confirmado las autoridades de EEUU, del mismo sitio que las encontradas en Louisiana, Mississippi, Alabama y Florida: de la tubería de la plataforma petrolera de BP que estalló hace dos meses en el Golfo de México.
El vertido comienza a ser un fantasma que se infiltra por las paredes que trata de colocar la compañía británica, que ha instalado unos 900 kilómetros de barreras flotantes para tratar que el crudo siga extendiéndose. Alrededor de 45.000 personas, 6.500 embarcaciones y 113 aviones tratan de atrapar una sustancia viscosa que parece escurrírseles entre los dedos.
La mancha negra también se infiltra por los apuntes contables de BP. La compañía ha invertido ya 3.120 millones de dólares en recoger el vertido. Una cifra anunciada el lunes que revela 500 millones más que hace una semana.
585.400 barriles ya han sido recogidos, pero aún tendrán que ser muchos más. A esa tarea han vuelto los operarios de BP después de haber tenido que interrumpir las labores de limpieza durante tres días, por los intensos oleajes que dejó el paso del huracán Alex por el Golfo.
Un gigantesco buque taiwanés, La Ballena, ha sido situado enfrente del pozo que libera el crudo. Dotado con un nuevo sistema de absorción, aseguran que puede recoger 500.000 barriles diarios. Es una guerra aritmética: a parte del crudo vertido en la explosión, el pozo vomita 60.000 barriles diarios al mar.
Por qué se le llama La Ballena tiene que ver con el sistema que utiliza para limpiar el vertido. El buque “absorbe el petróleo y el agua y luego filtra el petróleo y expele el agua”, declaró el portavoz de BP Toby Odone. Sería el mayor impulso dado hasta ahora a las labores de recogida de un vertido que se ha convertido en el principal desastre ecológico de la historia de Estados Unidos.
Cada batalla que se pierde de esta guerra, cada palmo de costa que se infecta de esta peste negra, es un desastre medioambiental en sí mismo, que merecería por separado toda la anteción mediática si no fuera porque todo lo absorbe la suma de las partes que contamina el horizonte. Una de esas batallas se libra en las Islas Chandeleur.
Este archipiélago es una reserva de vida salvaje en el este de Luisiana y del éxito de La Ballena depende su salud. “Es crucial defender estas zonas porque albergan tortugas, camarones y otras especies protegidas”, destacó el almirante Paul Zunkunft, el guardacostas responsable del Gobierno, tras haber sobrevolado las islas.
La marea negra ya ha contaminado cinco estados. Las manchas de crudo que flotaban sobre la costa de Texas provienen, como han confirmado las autoridades de EEUU, del mismo sitio que las encontradas en Louisiana, Mississippi, Alabama y Florida: de la tubería de la plataforma petrolera de BP que estalló hace dos meses en el Golfo de México.
El vertido comienza a ser un fantasma que se infiltra por las paredes que trata de colocar la compañía británica, que ha instalado unos 900 kilómetros de barreras flotantes para tratar que el crudo siga extendiéndose. Alrededor de 45.000 personas, 6.500 embarcaciones y 113 aviones tratan de atrapar una sustancia viscosa que parece escurrírseles entre los dedos.
La mancha negra también se infiltra por los apuntes contables de BP. La compañía ha invertido ya 3.120 millones de dólares en recoger el vertido. Una cifra anunciada el lunes que revela 500 millones más que hace una semana.
585.400 barriles ya han sido recogidos, pero aún tendrán que ser muchos más. A esa tarea han vuelto los operarios de BP después de haber tenido que interrumpir las labores de limpieza durante tres días, por los intensos oleajes que dejó el paso del huracán Alex por el Golfo.
Un gigantesco buque taiwanés, La Ballena, ha sido situado enfrente del pozo que libera el crudo. Dotado con un nuevo sistema de absorción, aseguran que puede recoger 500.000 barriles diarios. Es una guerra aritmética: a parte del crudo vertido en la explosión, el pozo vomita 60.000 barriles diarios al mar.
Por qué se le llama La Ballena tiene que ver con el sistema que utiliza para limpiar el vertido. El buque “absorbe el petróleo y el agua y luego filtra el petróleo y expele el agua”, declaró el portavoz de BP Toby Odone. Sería el mayor impulso dado hasta ahora a las labores de recogida de un vertido que se ha convertido en el principal desastre ecológico de la historia de Estados Unidos.
Cada batalla que se pierde de esta guerra, cada palmo de costa que se infecta de esta peste negra, es un desastre medioambiental en sí mismo, que merecería por separado toda la anteción mediática si no fuera porque todo lo absorbe la suma de las partes que contamina el horizonte. Una de esas batallas se libra en las Islas Chandeleur.
Este archipiélago es una reserva de vida salvaje en el este de Luisiana y del éxito de La Ballena depende su salud. “Es crucial defender estas zonas porque albergan tortugas, camarones y otras especies protegidas”, destacó el almirante Paul Zunkunft, el guardacostas responsable del Gobierno, tras haber sobrevolado las islas.
