Si antes la Universidad de las Comunicaciones ya era cuestionada, en la medida en que era “pura imagen” , ahora, con los nuevos dueños, más capitalistas que los anteriores, está perdiendo todo aquello que mantenía de una verdadera institución de educación, esto es: cierto compromiso de académicos y funcionarios con la educación y con la sociedad, porque en investigación, en el servicio de biblioteca y videoteca sigue siendo muy deficiente.
Ahora con los nuevos dueños de la ciudad de Phoenix (aunque se supone, en estricto rigor, que las universidades privadas son corporaciones sin fines de lucro, también sabemos son un muy buen negocio, transables en el mercado, como cualquier mercadería) la Uniacc se parece cada vez más a un negocito facistoide con dueños cegados por vender su producto a como de lugar, sacrificando para ello todo lo que se considere innecesario e insertando todo aquello que diga relación con venta, imagen, un despreciable lenguaje mercantil propio de la venta de productos de consumo, etc.
Apollo ha despedido a todos los auxiliares ( 29 julio), personal que guardaba una excelente relación de trabajo y cooperación con los alumnos y académicos para reemplazarlos por la prestación de servicios de una empresa externa, que por supuesto contrata al personal con criterio completamente economicista y nada humano. Ahora a los auxiliares les han prohibido conversar con alumnos y con los trabajadores, están peor pagados que los anteriores, son menos eficientes y completamente ajenos al quehacer de la U.
La Uniacc gracias a Apollo va hacia un negocio de venta títulos vía internet, al más puro estilo de los antiguos cursos por correspondencia. La forma en que Apollo se enriquece es muy cuestionable. Los alumnos comienzan a retirarse, muy pocos a protestar, la biblioteca ha sido acusada de piratería, la tecnología es pésima, los servicios son cada vez más deficientes. La Uniacc está muy enferma, en la UTI, y su muerte es inminente.
Armando González. Un egresado en sueños que nunca se tituló.
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