Hace mucho, mucho tiempo que nuestra televisión no tenía el orgullo de exhibir en sus pantallas y en horario prime una serie que concentra la atención de todo tipo de público.
La serie nocturna dominical de Televisión Nacional Algo habrán hecho por la Historia de Chile consiguió en su cuarta semana al aire, los más altos puntos de la sintonía con un programa que claramente, conquistó a una audiencia amplia y sorprendida de encontrar una verdadera perla en donde ha sido acostumbrada a consumir plásticos… de todo tipo.
No hay duda de que esto es un gran triunfo para una apuesta que en un momento debió ser riesgosa para la televisión estatal, cuando debieron invertir por primera vez más de 80 millones de pesos en una producción de este tipo. Sin embargo, lo de “apuesta” es sólo un eufemismo, porque cuando las cosas se hacen bien, se sabe que la gente la va a premiar, y este es el caso.
Sin más, a pesar del pésimo título Algo habrán hecho por la Historia de Chile, captó seguramente, en su primera semana a muchos que ya sabían era una serie sobre nuestra historia y más por curiosidad y expectativas de ver otra cosa que no fuera Shrek, por ejemplo, como era la alternativa en el canal católico, apostó por verla. La sorpresa fue enorme cuando se encontró con un relato claro a cargo del historiador Manuel Vicuña y que por primera vez, insertaba al televidente, que en este caso no es otro que el actor Francisco Melo, que hace las preguntas y comentarios que cualquier espectador algo informado pero con sentido del humor e ironía puede decir cuando se le explican las cosas bien.
Pero no sólo eso. El punto de vista del relato también ha sido un acierto, como es la desmitificación de nuestros conquistadores y sus intenciones, por ejemplo, cuando se dicen las cosas por su nombre: como que la conquista de América y también la de Chile, fue una empresa privada y no evangelizadora, como quieren ponerla algunos.
Pero aún hay más. Una estética y dramaturgia interesantes, sin mezquindades en los recursos audiovisuales permiten encontrarse con un producto de calidad a secas. Estupendas recreaciones del Chile colonial se entremezclan con imágenes actuales permitiendo entender que la historia está aquí mismo, por donde nos movemos a diario, y no sólo en los libros de historia, donde nos hemos empeñado en relegarla o acorralarla, desdibujando y destruyendo los rostros de ciudades o barrios tan protagonistas como los hombres y mujeres que las habitaron.
Y claro, no es raro que el boca a boca haya crecido y hoy sea más que un buen dato para enfrentar las frías noches de domingo, sin importar el hogar desde el cual se vea.
Esta serie viene a ser el gran argumento que muchos hemos estado esperando por tanto tiempo para señalar que la televisión estatal sí puede cumplir la misión de entretener, informar y, sobre todo, educar. Porque dentro de la lógica de mercado en la que estamos insertos, es dable a pensar que esta serie se convertirá muy luego en material educativo, cuando permitirá a millares de alumnos asomarse, como pocas veces, a nuestra historia patria acompañados del medio de comunicación que más veneran. Por lo que puede terminar siendo un gran negocio para todos, donde la parte más importante no estará centrada tanto en los millones de pesos en ganancia sino que en los millones de chilenos que podrán ponerle cuerpo y voz a tanto nombre de calle que no se sabe de dónde salió, porque la ignorancia sobre nuestra historia resulta de un patetismo vergonzoso que no respeta clases sociales.
La serie Algo habrán hecho por la Historia de Chile viene a ser un argumento definitivo para que la teleaudiencia chilena exija ser tratada con más respeto y así como de manera silenciosa pero rotunda la coronó de sintonía, debiera castigar a quienes se han aprovechado de ella durante tantos años, desde el punto de vista económico y moral.
Lo sintomático será cuando Manuel Vicuña no sólo sea identificado en su deambular citadino como “el tipo de la tele”, sino que como el historiador que dirigió la elaboración del Informe Final de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura en 2004 y es autor de varios libros de historia.
Este es el desafío para el naciente canal 13 en manos de empresarios.
Ese es el Chile que estamos esperando para el tricentenario.