“No vamos a cambiar ni un ápice, ni una coma de nuestra política antiterrorista”. De esta manera el ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, aclaró la posición del gobierno español ante el anuncio, este domingo, de ETA de declarar un alto al fuego para “poner en marcha un proceso democrático”. Las palabras de Rubalcaba describen el escepticismo con el que fue recibido el anuncio en España.
Por una parte el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero pidió el abandono definitivo de la violencia, mientras otros organizaciones partidistas, como el derechista Partido Popular, exigieron no bajar la guardia ante la oferta de los etarras: “en el PP ya tenemos experiencias de altos al fuego y treguas y todas han terminado siempre igual, muy mal para la sociedad española”.
En el País Vasco las reacciones no fueron más auspiciosas. Rodolfo Ares, consejero vasco del Interior, dijo que el alto al fuego propuesto por ETA es “ambiguo y fraudulento. No responde a lo que la inmensa mayoría de la sociedad vasca exige y demanda, que es que se deje definitivamente la actividad terrorista”. Una visión que dijo compartir el Partido Nacionalista Vasco (PNV).
Este es el alto al fuego número once propuesto por la banda armada desde 1981, planteado poco después del período más sangriento del grupo: 92 muertos durante doce meses. La propuesta del grupo armado llega tres años y medio después de que ETA rompiera su último compromiso de alto al fuego, al matar a dos ecuatorianos en un atentado que tuvo lugar en el aeropuerto internacional de Barajas en Madrid.
La propuesta
A través de un video ETA confirmó el cese de su actividad terrorista desde el 9 de agosto de 2009, fecha en que atentó en distintos lugares públicos de Mallorca. Eso a pesar de que este año un comando armado asesinó en Francia al policía Jean Serge Nérin.
En el comunicado, leído por tres miembros de la organización, no se hace ninguna referencia a la petición de la izquierda abertzale (conglomerado independentista), que desde hace meses venía exigiendo una tregua permanente – como una puerta de entrada para que finalmente ETA constituyera un partido y se presentara a las elecciones municipales de 2011- y que pudiera ser verificada por organismos internacionales.
Sobre este último punto en el comunicado ETA hace un llamado a la comunidad internacional a “que participe en la construcción de una solución duradera” del tema vasco, claro que sin mencionar ningún tipo de verificación.
Otra de las singularidades de esta nueva declaración de la banda terrorista es su carácter unilateral. A diferencia de las anteriores treguas, esta última se tomó sin haber prevenido al gobierno español, sin haber sostenido tampoco conversaciones con entes gubernamentales o con otras organizaciones partidistas.
El gobierno español se explica esta nueva declaración de tregua como el resultado de la presión que los organismos de seguridad han ejercido contra la banda recientemente. Durante los dos últimos años, y en cooperación con gobiernos como el francés, se ha procedido a la detención de seis jefes etarras y al descabezamiento sistemático de sus cúpulas. En ese sentido fuentes del gobierno español señalaron que la propuesta de ETA “sólo sirve para justificar su propia debilidad; no han atentado porque no han podido, porque la presión de las fuerzas de seguridad se la ha impedido”.
Pero con la suspensión de su actividad terrorista, ETA abre un posible paso a la senda política, algo esbozado en el comunicado emitido este domingo: “Agotado el marco autonómico, al Pueblo Vasco le ha llegado la hora de realizar un cambio político, el momento de construir para Euskal Herria el marco democrático, siguiendo el deseo de la mayoría de la ciudadanía vasca”.
“No vamos a cambiar ni un ápice, ni una coma de nuestra política antiterrorista”. De esta manera el ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, aclaró la posición del gobierno español ante el anuncio, este domingo, de ETA de declarar un alto al fuego para “poner en marcha un proceso democrático”. Las palabras de Rubalcaba describen el escepticismo con el que fue recibido el anuncio en España.
Por una parte el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero pidió el abandono definitivo de la violencia, mientras otros organizaciones partidistas, como el derechista Partido Popular, exigieron no bajar la guardia ante la oferta de los etarras: “en el PP ya tenemos experiencias de altos al fuego y treguas y todas han terminado siempre igual, muy mal para la sociedad española”.
En el País Vasco las reacciones no fueron más auspiciosas. Rodolfo Ares, consejero vasco del Interior, dijo que el alto al fuego propuesto por ETA es “ambiguo y fraudulento. No responde a lo que la inmensa mayoría de la sociedad vasca exige y demanda, que es que se deje definitivamente la actividad terrorista”. Una visión que dijo compartir el Partido Nacionalista Vasco (PNV).
Este es el alto al fuego número once propuesto por la banda armada desde 1981, planteado poco después del período más sangriento del grupo: 92 muertos durante doce meses. La propuesta del grupo armado llega tres años y medio después de que ETA rompiera su último compromiso de alto al fuego, al matar a dos ecuatorianos en un atentado que tuvo lugar en el aeropuerto internacional de Barajas en Madrid.
La propuesta
A través de un video ETA confirmó el cese de su actividad terrorista desde el 9 de agosto de 2009, fecha en que atentó en distintos lugares públicos de Mallorca. Eso a pesar de que este año un comando armado asesinó en Francia al policía Jean Serge Nérin.
En el comunicado, leído por tres miembros de la organización, no se hace ninguna referencia a la petición de la izquierda abertzale (conglomerado independentista), que desde hace meses venía exigiendo una tregua permanente – como una puerta de entrada para que finalmente ETA constituyera un partido y se presentara a las elecciones municipales de 2011- y que pudiera ser verificada por organismos internacionales.
Sobre este último punto en el comunicado ETA hace un llamado a la comunidad internacional a “que participe en la construcción de una solución duradera” del tema vasco, claro que sin mencionar ningún tipo de verificación.
Otra de las singularidades de esta nueva declaración de la banda terrorista es su carácter unilateral. A diferencia de las anteriores treguas, esta última se tomó sin haber prevenido al gobierno español, sin haber sostenido tampoco conversaciones con entes gubernamentales o con otras organizaciones partidistas.
El gobierno español se explica esta nueva declaración de tregua como el resultado de la presión que los organismos de seguridad han ejercido contra la banda recientemente. Durante los dos últimos años, y en cooperación con gobiernos como el francés, se ha procedido a la detención de seis jefes etarras y al descabezamiento sistemático de sus cúpulas. En ese sentido fuentes del gobierno español señalaron que la propuesta de ETA “sólo sirve para justificar su propia debilidad; no han atentado porque no han podido, porque la presión de las fuerzas de seguridad se la ha impedido”.
Pero con la suspensión de su actividad terrorista, ETA abre un posible paso a la senda política, algo esbozado en el comunicado emitido este domingo: “Agotado el marco autonómico, al Pueblo Vasco le ha llegado la hora de realizar un cambio político, el momento de construir para Euskal Herria el marco democrático, siguiendo el deseo de la mayoría de la ciudadanía vasca”.
“No vamos a cambiar ni un ápice, ni una coma de nuestra política antiterrorista”. De esta manera el ministro del Interior, Pérez Rubalcaba, aclaró la posición del gobierno español ante el anuncio, este domingo, de ETA de declarar un alto al fuego para “poner en marcha un proceso democrático”. Las palabras de Rubalcaba describen el escepticismo con el que fue recibido el anuncio en España.
Por una parte el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero pidió el abandono definitivo de la violencia, mientras otros organizaciones partidistas, como el derechista Partido Popular, exigieron no bajar la guardia ante la oferta de los etarras: “en el PP ya tenemos experiencias de altos al fuego y treguas y todas han terminado siempre igual, muy mal para la sociedad española”.
En el País Vasco las reacciones no fueron más auspiciosas. Rodolfo Ares, consejero vasco del Interior, dijo que el alto al fuego propuesto por ETA es “ambiguo y fraudulento. No responde a lo que la inmensa mayoría de la sociedad vasca exige y demanda, que es que se deje definitivamente la actividad terrorista”. Una visión que dijo compartir el Partido Nacionalista Vasco (PNV).
Este es el alto al fuego número once propuesto por la banda armada desde 1981, planteado poco después del período más sangriento del grupo: 92 muertos durante doce meses. La propuesta del grupo armado llega tres años y medio después de que ETA rompiera su último compromiso de alto al fuego, al matar a dos ecuatorianos en un atentado que tuvo lugar en el aeropuerto internacional de Barajas en Madrid.
La propuesta
A través de un video ETA confirmó el cese de su actividad terrorista desde el 9 de agosto de 2009, fecha en que atentó en distintos lugares públicos de Mallorca. Eso a pesar de que este año un comando armado asesinó en Francia al policía Jean Serge Nérin.
En el comunicado, leído por tres miembros de la organización, no se hace ninguna referencia a la petición de la izquierda abertzale (conglomerado independentista), que desde hace meses venía exigiendo una tregua permanente – como una puerta de entrada para que finalmente ETA constituyera un partido y se presentara a las elecciones municipales de 2011- y que pudiera ser verificada por organismos internacionales.
Sobre este último punto en el comunicado ETA hace un llamado a la comunidad internacional a “que participe en la construcción de una solución duradera” del tema vasco, claro que sin mencionar ningún tipo de verificación.
Otra de las singularidades de esta nueva declaración de la banda terrorista es su carácter unilateral. A diferencia de las anteriores treguas, esta última se tomó sin haber prevenido al gobierno español, sin haber sostenido tampoco conversaciones con entes gubernamentales o con otras organizaciones partidistas.
El gobierno español se explica esta nueva declaración de tregua como el resultado de la presión que los organismos de seguridad han ejercido contra la banda recientemente. Durante los dos últimos años, y en cooperación con gobiernos como el francés, se ha procedido a la detención de seis jefes etarras y al descabezamiento sistemático de sus cúpulas. En ese sentido fuentes del gobierno español señalaron que la propuesta de ETA “sólo sirve para justificar su propia debilidad; no han atentado porque no han podido, porque la presión de las fuerzas de seguridad se la ha impedido”.
Pero con la suspensión de su actividad terrorista, ETA abre un posible paso a la senda política, algo esbozado en el comunicado emitido este domingo: “Agotado el marco autonómico, al Pueblo Vasco le ha llegado la hora de realizar un cambio político, el momento de construir para Euskal Herria el marco democrático, siguiendo el deseo de la mayoría de la ciudadanía vasca”.
