A propósito del tema con que inició hoy su comentario me ha parecido oportuno plantear un grave problema de salud y de “orden” público que se plantea en nuestra ciudad frente al problema de la sobrepoblación de perros.

Soy un peatón por opción y cada día camino entre mi casa y mi trabajo (desde la estación Bustamante del Metro hasta la estación Los Héroes) a tempranas horas de la mañana.

Circulo por el Parque Bustamante y luego por la Alameda y debo confesarle que cada día es más peligroso hacerlo debido a la presencia de perros vagos en las calles… y el sector más peligroso es frente al Palacio de la Moneda, dónde a diario se pueden observar a perros que se acercan peligrosamente, ladrando o gruñendo, a quienes deambulamos por allí.

Debo contarle que yo me crié en el campo, rodeado de perros por lo tanto no les tengo temor ni un rechazo especial, pero la verdad es que resulta preocupante constatar que nadie se hace cargo de una situación que, al igual que la extrema cantidad de vehículos en la ciudad, en algún momento hará crisis.

Y que conste que ni siquiera hago referencia a los “perritos con dueño” que circulan por los parques sin ningún control por parte de sus amos.

Saluda atte.

Nelson Valenzuela
UAH – CIDE