El ingeniero Javier Sepúlveda dejó su puesto en una compañía de telecomunicaciones para crear Patagonia Books, editorial chilena de libros digitales y audiolibros que inició su actividad oficial a fines de octubre. La estrella en su incipiente catálogo es Papelucho, pero ya tiene contratos firmados para nutrirlo y alianzas con distribuidores en Estados Unidos.

Poco antes, la Asociación de Editores de Chile formó una alianza con Buscalibros.cl para distribuir sus títulos en formato digital mediante esa plataforma. Mientras, el libro digital ha sido tema en la Feria del Libro de Santiago y en el último Congreso Iberoamericano de Editores realizado en la capital.

Son síntomas de la llegada del libro digital a Chile, una carrera que en otras latitudes corren hace tiempo compañías como Amazon y Google. En tanto, las grandes editoriales españolas se unieron en la plataforma Libranda y se multiplican los dispositivos para leer en ese formato.

“Se va a desarrollar mucho, de otra manera no estaría embarcado en este negocio. Mi apuesta es que el libro digital ya no para y está todavía en pañales en el mundo de habla hispana”, dice Javier Sepúlveda.

Desde el punto de vista de los sellos, el libro electrónico no solo permite precios más económicos: “Además puedes vender por tiempo limitado, por lo tanto, puedes dar acceso a público que quizás no va a poder pagar -por ejemplo- 15 mil pesos por un libro para ser dueño, pero sí te podrá pagar 2 mil para usarlo por un tiempo limitado. O venderlo por una parte: por ejemplo, los libros universitarios muchas veces no se necesitan completos, sino solo un par de capítulos. El libro electrónico te permite vender una parte. Es una ventaja que es parte de la estrategia que se quiere desarrollar en el ámbito escolar y universitario”, explica Rodrigo Fuentes, gerente general de Editorial Universitaria.

“Nos han llegado comentarios de escolares que dicen que tienen que leer algunos libros para el colegio. Eso es súper gratificante para nosotros”, coincide Luis Cruz, director del portal Libros de Mentira, que ofrece colecciones de narrativa y poesía chilena visitadas por unas tres mil personas mensualmente.

Por otra parte, el libro electrónico beneficia a las editoriales con otra de las premisas de internet: “No hay más barrera que la lengua”, como sintetiza Luis Cruz. “Nuestra editorial es para hacer libros electrónicos en español para todo el mundo. Siempre partimos con Chile, queremos Chile, somos chilenos, pero esto es latino. En el mundo digital no hay restricción de fronteras”, explica Javier Sepúlveda, de Patagonia Books. “Como negocio la cosa es global, ésa es nuestra apuesta”, resume.

Un elemento en el que coincide Rodrigo Fuentes, quien asegura que ya han notado signos en la alianza entre la Asociación de Editores y Buscalibros: “Da la opción de ampliar el mercado, ya lo estamos haciendo. Hay una ventaja de poder llegar a mercados sin mayores gastos. Si una persona va a pagar 10 dólares en Santiago, los va a pagar en Punta Arenas o Buenos Aires o Madrid. El problema es en qué pagina web compra”, dice.

Las vallas para saltar

El acceso a los dispositivos para libros electrónicos determina en gran parte su desarrollo. Eso se grafica en el caso de la tienda en línea Amazon: mientras el Kindle -el aparato que permite leer sus libros- hoy cuesta la mitad de lo que costaba pocos meses atrás, la compañía anunció hace pocos días que las ventas de e-books representan el doble de lo que suman libros de tapa dura y bolsillo juntos.

Una valla que el libro electrónico deberá saltar en Chile. “El gran tema es cómo va a penetrar en la sociedad. Yo lo veo un poquito lento, por oposición al celular, por ejemplo”, advierte Claudio Gutiérrez, profesor del Departamento de Ciencias de la Computación de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile. “No se ve un gran movimiento por esto, tú vas a EE.UU. y uno de cada dos o tres gringos tiene un aparato. Acá no lo veo mucho en el ambiente”, añade.

Eso explica que en su corta vida, Patagonia Books haya vendido más audiolibros que e-books: “En Chile todavía no hay muchos lectores electrónicos, yo conozco solo tres personas que tienen, todavía está muy incipiente el equipo. Quizás desconocen que no es tan caro. El último Kindle sale 139 dólares”, indica Javier Sepúlveda.

El Kindle de Amazon evidencia otra dificultad: la compatibilidad. “Tenemos que trabajar en la complementariedad de los formatos y plataformas”, admite Rodrigo Fuentes. “Por ejemplo, yo tengo los libros en Buscalibros, pero no en Amazon. El gran problema de los dispositivos es que todavía funcionan con formatos distintos, hay multiformato y otros monoformato. Si compras un libro en Amazon solo te sirve para el Kindlen. Es algo en que se debe avanzar en el mercado mundial, no solo chileno”, agrega.

Javier Sepúlveda, sin embargo, plantea que el futuro puede ser auspicioso a medida que crecen las generaciones nacidas con dispositivos digitales en las manos: “Son personas que sienten que un mensaje de texto es lectura. Una encuesta decía también que los sub 15 estarían más dispuestos a leer un libro si es que fuera electrónico o en un tablet”, reseña.

El profesor Gutiérrez coincide con la idea y señala que “si los niños aprendieran en el formato digital de libros, puede que enganchen con el formato. Uno podría pensar -en la idea de un laptop por niño- en un aparato de libro electrónico por niño, sería espectacular”, finaliza.

Más información con la periodista Vivian Lavín en “Vuelan las Plumas”, este martes 9 a las 19:00 hrs. por Radio Universidad de Chile.