La tensión entre las dos coreas ha estallado por los aires esta madrugada. Corea del Norte ha disparado medio centenar de proyectiles de artillería contra una isla de Corea del Sur en el Mar Amarillo, cerca de la frontera marítima entre los dos países, que se ha convertido en un polvorín de tensión. Al menos un soldado surcoreano ha muerto –dos, según la agencia Yonhap- y otros 13 han resultado heridos. Corea del Sur ha respondido al ataque.
La población de la isla de Yeongpyeong ha sido trasladada a búnkeres de seguridad. Se trata de la peor situación entre los dos países desde el fin de la guerra de Corea entre 1950 y 1953.
La mayoría de los proyectiles norcoreanos han impactado contra una base militar. La Junta de Estado Mayor del Sur ha confirmado el ataque a la isla y que su ejército ha respondido con fuego de artillería. “Una unidad de artillería norcoreana ha llevado a cabo una provocación ilegal a las 2:34 de la tarde (05H34 GMT) y las tropas de Corea del Sur han respondido inmediatamente en defensa propia”, ha declarado un portavoz del Gobierno a la agencia France Presse. Las fuerzas surcoreanas respondieron con 80 disparos, precisó el ministro de Defensa, Kim Tae-Young.
“La Fuerza Aérea y las Armada estaban efectuando ejercicios navales y el norte parece haber disparado para mostrar su oposición”, explicó un responsable militar citado por el canal YTN.
Los dos gobiernos ya han dado sus primeras impresiones. El Gobierno surcoreano ha advertido de que habrá “represalias” de otro grado si se produce un nuevo ataque y, según la prensa norcoreana, el Ejecutivo de Kim Jong-il asegura que Corea del Sur atacó primero.
El Gobierno de Pyongyang, horas después del bombardeo norcoreano, ha asegurado que los primeros en disparar fueron los surcoreanos y que durante el intercambio de disparos de artillería Seúl lanzó “decenas de proyectiles”, según informa la agencia estatal KCNA.
El Ejército de Corea del Sur ha admitido que estaba efectuando maniobras militares y ensayos balísticos desde la isla de Yeonpyeong antes del incidente, pero ha asegurado que había disparado con dirección al oeste y no hacia el norte.
Condena internacional
El clima de tensión que está provocando el régimen de Kim Jong-il ha subido tantos grados en las últimas horas que la comunidad internacional hierve. El bombardeo se produce después de que este fin de semana se conociera la existencia de un nuevo programa de enriquecimiento de uranio en Corea del Norte que Washington calificó ayer de “provocación” y Tokio de “totalmente inaceptable”.
El ataque ha provocado que las fichas del tablero internacional se muevan inmediatamente. Se han encendido todas las alarmas. Uno de los primeros países en pronunciarse ha sido China, uno de los pocos aliados de Pyongyang –pero muy poderoso-, que ha expresado su preocupación por el incidente y ha llamado a los dos contendientes a “hacer más” para rebajar la tensión. El portavoz del Ministerio chino de Exteriores, Hong Lei, ha dado una conferencia de prensa en la que ha expresado la “preocupación” de Pekín. China considera “imperativa” la necesidad de reactivar las negociaciones del Grupo de los seis (ambas Coreas, EEUU, Rusia, Japón y China).
En el lado opuesto, EEUU ha manifestado que “condena enérgicamente” el ataque, y el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs ha advertido: Estados Unidos está “firmemente comprometido en la defensa de nuestro aliado, la República de Corea, y en el mantenimiento de la paz y la estabilidad en la región”.
Japón también ha reaccionado inmediatamente. “Ordené (a los ministros) que se preparen para que podamos reaccionar firmemente si se produce cualquier acontecimiento inesperado”, declaró el primer ministro japonés, Naoto Kan, a la prensa, tras una reunión de emergencia con los miembros de su gabinete en su residencia oficial. Rusia, por su parte, ha manifestado el miedo que ronda todas las cabezas en estos momentos: el riesgo de una “escalada” militar en Extremo Oriente.