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Columna de opinión por Roberto Meza
Jueves 28 de julio 2011 13:21 hrs.


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Tal como preveíamos la semana pasada, el salvataje que Francia y Alemania lanzaron a Grecia no ha tenido el impacto de optimismo y actividad que se esperaba. Tras una jornada vibrante y luego de los análisis con más detalle, los agentes de mercado llegaron a igual conclusión: el rescate se parece más a un default programado que a un salvavidas, el que, con medidas de alto costo social y una modesta baja de tasas para el fallido, seguirá penando en la actividad de Europa.

Si a esta situación inconclusa y que sólo prolonga la agonía de países sobre-endeudados se añaden las incertidumbres surgidas por la cercanía del 2 de agosto y la aún no resuelta ampliación del techo de la deuda norteamericana por parte del Congreso, las señales que estamos viendo en los mercados son consistentes: el dólar cae internacionalmente y en Chile llega a 457  pesos, su nivel más bajo desde abril de 2008; las bolsas bajan y en Chile pierden un par de puntos en un día, lo mismo, las utilidades de las empresas, mientras los fondos se trasladan a los commoditties, haciendo subir el precio del cobre a alturas records de sobre 4,4 dólares la libra, favorecido, además, por la huelga de Escondida.

Y aunque nadie cree que EE.UU. se vaya a declarar en suspensión de pagos, la situación no favorece para nada la actividad económica que se basa en la confianza y los capitales tienden a dejar la metrópolis para desplazarse hacia sus antiguas periferias. En dicho marco, Chile se ubicó en el lugar 19 del mundo en el ranking de Inversión Extranjera Directa durante 2010, alcanzando 15 mil millones de dólares, lo que representa un alza de 17% respecto al año anterior. Brasil, en tanto, recibió 86 mil millones de dólares, explicado por el auge de las fusiones y las adquisiciones transfronterizas. Así y todo, estos aumentos aún están 15% por debajo de los niveles pre-crisis y 37% menos que 2007.

En este cuadro, Washington ha esbozado diversos planes y ¡oh herejía!, entre las soluciones hasta se ha propuesto aumentar duramente los tributos a los ricos. Pero según cifras del servicio de impuestos internos de ese país, el IRS, quienes actualmente ganan más de 200 mil dólares al año en ese país no ganan suficiente como para tapar el agujero de 14 millones de millones de dólares que debe el Estado. El total de esos ricos genera 221 mil millones de dólares anuales, por lo que aunque se les requisaran todo el ingreso, sería insuficiente. No queda más, pues, que recurrir al viejo “ajuste de cinturón”, lo que con seguridad se producirá, constriñendo aún más la ya exigua actividad del gigante del Norte e impactando la de todo el mundo.

Como vemos, la salida de la crisis subprime y sus consecuencias no será fácil ni corta. El capitalismo financiero periclitó en 2008 como consecuencia de su propia exigencia sustantiva de reproducción del capital, acelerada al infinito por las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones y una ingeniería financiera que “creó” dinero y ganancias supuestamente aseguradas, pero sin fundamento real en el crecimiento económico. Fue lo que generó la inflación de expectativas vivida entre los 90 y 2000, pero que, como toda burbuja, tenía que estallar en algún momento, haciéndonos retornar a la dura realidad.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.