La situación de la Escuela Santa María de Iquique representa de manera cabal lo que sucede con la educación pública, este colegio albergaba más de 2.000 alumnos, tenía en su ala derecha a la ex – Escuela N° 9 y en su ala izquierda a la ex – Escuela N° 1, como consecuencia de la municipalización ambas escuelas fueron declinando, el terremoto que asolo la región el año 2005 precipito aún más la lenta agonía.

Ambos colegios todavía subsisten y han peregrinado por diversos colegios, con la consiguiente merma en su matrícula, se han cambiado sus direcciones, sus profesores, se ha debilitado su tejido social, solamente hay una tibia recuperación en adecuarlos como colegios de excelencia para lo cual se trajo un director desde Santiago, como si no hubiera gente capacitada en Iquique.

La municipalización no sólo ha fracasado en entregar educación de calidad, sino que tampoco puede mantener edificios donde la docencia se pueda realizar con decencia. Un edificio, orgullo de la ciudad ha sido demolido, sin que se vislumbre una pronta reconstrucción, hay que recordar que fue construido en la década del 30, período bastante fecundo para el país, fue tanto su éxito que llevó a las autoridades de la época a dar curso al proyecto de los arquitectos de la Universidad Católica, Gustavo Monckeberg y José Aracena de dar vida en 1937 a la Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales (SCEE) , que durante sus cincuenta años de vida desperdigo recintos por todo el país, donde se podía cumplir a cabalidad el oficio de enseñar; los que la extinguieron en 1987 solamente porque tenía olor a Estado, son los responsables  por la debacle por la que atraviesan innumerables escuelas a través del país, las municipalidades han mostrado completa ineficiencia en siquiera mantener edificios, menos van a alcanzar excelencia en lograr un edificio, como el de la Santa María, uno de los tres más representativos en Art Deco, estilo vanguardista de la época.

En  esa fecha, ya se van a alcanzar casi 80 años, no había en ese tiempo calculadoras, ni computadores, ni tecnología de punta, pero los chilenos tenían como tesoro la voluntad de amar a su país. Hoy un simple ojo de mar dificulta la reconstrucción; es que en estos años los chilenos nos hemos disminuido.

En el documento entregado al Ministro Bulnes, “Bases para un acuerdo social”, la comunidad educativa plantea un Plan Nacional de Reconstrucción y Habilitación de Infraestructura Escolar, que esto sea la reedición de Sociedad Constructora de Establecimientos Educacionales es una sentida aspiración de quienes nos sentimos orgullosos de la historia de este país, “este país no se construyó en el caos”, sino fue la suma de chilenos bien intencionados cuya única ambición era querer más a su país. Los parlamentarios, especialmente los de la zona, deben colocar todo su ahínco en recobrar la SCEE y reencontrarse con la historia, basta de execrar al Estado, continuar con la postergación indefinida especialmente de la Santa María es algo que tarde o temprano va a nublar sus carreras.

Los buitres existen y rondan los colegios públicos, procurando asestar otro picotazo a la educación pública; ante la prolongación del conflicto, los padres afligidos buscan salvar la situación de sus hijos y contribuyen de manera inconsciente a sacralizar aún más la segregación, pero los países que quieren estabilidad tienen que construir sobre roca, lo que no se logra cuando se arrincona, se aísla a los sectores modestos, es más se estimula la lucha de clases y es fuente de futuros conflictos.

No hay duda de que la municipalización ha sido un desastre, continuar y promover  la segregación no es algo que ennoblezca a la especie humana; los chilenos deseamos escuchar  un pronunciamiento fuerte y contundente contra este cáncer que corroe el alma de la nación.

El ministro Bulnes tiene la palabra.

Iván Cardemil López

Ex – alumno Escuela N° 1 Domingo Santa María de Iquique.