Dirigentes mapuches exigen derogación del Decreto 124 e impulsar nueva consulta indígena


Esta tarde se vota en pleno en el Congreso Nacional un proyecto de acuerdo impulsado por la Coalición por el Cambio para manifestarle al Presidente el pleno apoyo del Parlamento a la Gran Consulta y la gestión que realiza en materia indígena.

Sin embargo, el 3 de agosto ya fue aprobado un proyecto de acuerdo donde se rechaza la consulta, ya que está estructurada sobre la base del decreto 124 del ministerio de Planificación, y no estaría cumpliendo con los estándares internacionales.

Por esta razón en reiteradas oportunidades los representantes del “Encuentro de Autoridades Tradicionales y Dirigentes de Los Pueblos Indígenas 2011” han expuesto ante el Congreso y solicitado detener de inmediato este proceso, al que catalogan de “irregular”.

Así lo indicaron también diversas comunidades de las Octava, Novena y Décima regiones, reunidas en el Futa TrawúnMapu, las que mediante su vocero, Antonio Cadín, manifestaron sus críticas al decreto y la necesidad de generar una nueva consulta a los pueblos indígenas.

“La derogación del Decreto 124 porque carece de legalidad ya que es un decreto que se sobrepone al Convenio 169 y ese hecho le resta fuerza y por lo tanto el Convenio 169 pierde legitimidad con ese decreto, por lo que el Gobierno debe derogar el Decreto 124, partir desde cero y luego hacer una consulta de acuerdo a como lo señala el Convenio 169”, explicó el vocero mapuche.

Cadín añadió que este es un sentimiento colectivo de las comunidades Mapuches, Aymaras o Rapa Nui, por lo que incluso han manifestado su aprensión ante la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Pero además de los reparos de nuestros pueblos originarios al respecto, lo complejo de la votación que se realizará hoy es que, de ser aprobado este acuerdo, el Congreso chileno podría contar con dos proyectos opuestos aprobados, aceptando y rechazando en simultáneo la consulta y la política indígena.

Una situación que no sólo ha sido catalogada por los representantes tradicionales como “una verdadera ridiculez y falta de respeto”, sino también por los propios parlamentarios.





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