Luego que el General Director de Carabineros, Eduardo Gordon presentara su renuncia debido a la acusaciones de haber adulterado un parte policial para proteger a su hijo, quien chocó al pasarse una luz roja, y de la ola de críticas surgidas a raíz de la reacción del alto mando de la institución frente a la muerte de Manuel Gutiérrez, quien fue baleado por carabineros, desde el mundo político rápidamente surgieron las reacciones.
Y es que con el descabezamiento de la institución se pone en evidencia el descrédito que en último tiempo ronda las filas de Carabineros, con acusaciones de uso excesivo de la fuerza, represión, torturas, detenciones ilegales, escuchas, entre otras.
“Esperamos, sinceramente, que esto contribuya a modificar profundamente la actual conducción de esta institución, aumentando su credibilidad y dejando de lado una serie de prácticas que el país ha conocido y repudiado, especialmente la represión policial y los excesos de sus integrantes”, señaló el presidente de la comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, Sergio Ojeda (DC).
El diputado agregó que “a la luz de todos los antecedentes y de las denuncias que se han ido sumando en contra de carabineros, especialmente aquélla relacionada con la muerte del menor en Macul, donde cada día se conocen nuevos antecedentes que dejan en evidencia que hubo ocultamiento de la información y nula disposición a investigar por parte de la institución, la renuncia del general era lo que correspondía. No había otra salida digna”.
Finalmente, precisó que “la institución debe estar al servicio de la gente, con ella y no contra ella. Costó tanto recuperar las relaciones de Carabineros con la sociedad civil, lamentamos profundamente el estado en que se encuentran hoy estas relaciones, y, obviamente, esperamos un cambio”.
Desde el movimiento progresista (PRO) también fue valorada la renuncia. Marco Enríquez Ominami destacó la celeridad con la cual se resolvió este caso.
“Carabineros y el gobierno entendieron que si estiraban esta situación los que pierden son finalmente los chilenos. Que bueno que haya sido cuestión de días y no de meses, como ocurrió con la ex intendenta y la ex ministra de Vivienda”, señaló el ex parlamentario.
El representante del PRO sostuvo que esta renuncia debe permitir un mejoramiento del ambiente social de nuestro país, ya que “el Gobierno exacerbó un clima de dureza en vez de uno de fraternidad al prohibir las marchas. La contradicción en política no significa generar un clima de hostilidad. Es cierto que hemos asistido a grupos aislados de jóvenes violentos, pero también hemos asistido a una sistemática retórica que criminaliza las marchas”.
Entre los nombres de los posibles sucesores de Gordon se encuentran los generales Aquiles Blu, Gustavo González, Eduardo Vera, Eduardo Muñoz y José Ortega.
Luego que el General Director de Carabineros, Eduardo Gordon presentara su renuncia debido a la acusaciones de haber adulterado un parte policial para proteger a su hijo, quien chocó al pasarse una luz roja, y de la ola de críticas surgidas a raíz de la reacción del alto mando de la institución frente a la muerte de Manuel Gutiérrez, quien fue baleado por carabineros, desde el mundo político rápidamente surgieron las reacciones.
Y es que con el descabezamiento de la institución se pone en evidencia el descrédito que en último tiempo ronda las filas de Carabineros, con acusaciones de uso excesivo de la fuerza, represión, torturas, detenciones ilegales, escuchas, entre otras.
“Esperamos, sinceramente, que esto contribuya a modificar profundamente la actual conducción de esta institución, aumentando su credibilidad y dejando de lado una serie de prácticas que el país ha conocido y repudiado, especialmente la represión policial y los excesos de sus integrantes”, señaló el presidente de la comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, Sergio Ojeda (DC).
El diputado agregó que “a la luz de todos los antecedentes y de las denuncias que se han ido sumando en contra de carabineros, especialmente aquélla relacionada con la muerte del menor en Macul, donde cada día se conocen nuevos antecedentes que dejan en evidencia que hubo ocultamiento de la información y nula disposición a investigar por parte de la institución, la renuncia del general era lo que correspondía. No había otra salida digna”.
Finalmente, precisó que “la institución debe estar al servicio de la gente, con ella y no contra ella. Costó tanto recuperar las relaciones de Carabineros con la sociedad civil, lamentamos profundamente el estado en que se encuentran hoy estas relaciones, y, obviamente, esperamos un cambio”.
Desde el movimiento progresista (PRO) también fue valorada la renuncia. Marco Enríquez Ominami destacó la celeridad con la cual se resolvió este caso.
“Carabineros y el gobierno entendieron que si estiraban esta situación los que pierden son finalmente los chilenos. Que bueno que haya sido cuestión de días y no de meses, como ocurrió con la ex intendenta y la ex ministra de Vivienda”, señaló el ex parlamentario.
El representante del PRO sostuvo que esta renuncia debe permitir un mejoramiento del ambiente social de nuestro país, ya que “el Gobierno exacerbó un clima de dureza en vez de uno de fraternidad al prohibir las marchas. La contradicción en política no significa generar un clima de hostilidad. Es cierto que hemos asistido a grupos aislados de jóvenes violentos, pero también hemos asistido a una sistemática retórica que criminaliza las marchas”.
Entre los nombres de los posibles sucesores de Gordon se encuentran los generales Aquiles Blu, Gustavo González, Eduardo Vera, Eduardo Muñoz y José Ortega.
Luego que el General Director de Carabineros, Eduardo Gordon presentara su renuncia debido a la acusaciones de haber adulterado un parte policial para proteger a su hijo, quien chocó al pasarse una luz roja, y de la ola de críticas surgidas a raíz de la reacción del alto mando de la institución frente a la muerte de Manuel Gutiérrez, quien fue baleado por carabineros, desde el mundo político rápidamente surgieron las reacciones.
Y es que con el descabezamiento de la institución se pone en evidencia el descrédito que en último tiempo ronda las filas de Carabineros, con acusaciones de uso excesivo de la fuerza, represión, torturas, detenciones ilegales, escuchas, entre otras.
“Esperamos, sinceramente, que esto contribuya a modificar profundamente la actual conducción de esta institución, aumentando su credibilidad y dejando de lado una serie de prácticas que el país ha conocido y repudiado, especialmente la represión policial y los excesos de sus integrantes”, señaló el presidente de la comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, Sergio Ojeda (DC).
El diputado agregó que “a la luz de todos los antecedentes y de las denuncias que se han ido sumando en contra de carabineros, especialmente aquélla relacionada con la muerte del menor en Macul, donde cada día se conocen nuevos antecedentes que dejan en evidencia que hubo ocultamiento de la información y nula disposición a investigar por parte de la institución, la renuncia del general era lo que correspondía. No había otra salida digna”.
Finalmente, precisó que “la institución debe estar al servicio de la gente, con ella y no contra ella. Costó tanto recuperar las relaciones de Carabineros con la sociedad civil, lamentamos profundamente el estado en que se encuentran hoy estas relaciones, y, obviamente, esperamos un cambio”.
Desde el movimiento progresista (PRO) también fue valorada la renuncia. Marco Enríquez Ominami destacó la celeridad con la cual se resolvió este caso.
“Carabineros y el gobierno entendieron que si estiraban esta situación los que pierden son finalmente los chilenos. Que bueno que haya sido cuestión de días y no de meses, como ocurrió con la ex intendenta y la ex ministra de Vivienda”, señaló el ex parlamentario.
El representante del PRO sostuvo que esta renuncia debe permitir un mejoramiento del ambiente social de nuestro país, ya que “el Gobierno exacerbó un clima de dureza en vez de uno de fraternidad al prohibir las marchas. La contradicción en política no significa generar un clima de hostilidad. Es cierto que hemos asistido a grupos aislados de jóvenes violentos, pero también hemos asistido a una sistemática retórica que criminaliza las marchas”.
Entre los nombres de los posibles sucesores de Gordon se encuentran los generales Aquiles Blu, Gustavo González, Eduardo Vera, Eduardo Muñoz y José Ortega.
