Unos 125.000 griegos se volcaron este miércoles a las calles de las principales ciudades para protestar contra las draconianas medidas de austeridad que el Gobierno se apresta a adoptar este jueves a pedido de los acreedores, en particular la Unión Europea.
Al parlamento justamente se dirigían cuatro desfiles que agrupaban en la tarde del miércoles a unas 70.000 personas, según la policía. En algunas concentraciones, como en la plaza Syntagma, frente al parlamento, se registraban enfrentamimentos entre manifestantes y fuerzas del orden.
Se trata de la manifestación más concurrida desde el inicio de la crisis griega que golpea Europa, un día después de que Moody’s rebajara brutalmente la nota de España, aumentando la presión a los líderes europeos para que den soluciones a la crisis.
La huelga se sentía en la parálisis de transportes, escuelas, museos y el sector público, pero también alcanzó a comercios, taxis y empresas privadas. Sin embargo, los sindicatos permitieron la circulación de vehículos para que los huelguistas pudieran sumarse a las concentraciones.
Las medidas de austeridad afectarán sobre todo a una función pública considerada ineficaz y costosa construida a golpe de clientelismo político de este país en recesión desde hace tres años.
El proyecto de ley prevé en especial un recorte del número de funcionarios, aumentos de impuestos, así como el congelamiento de las convenciones colectivas, abriendo la vía a la generalización de las bajas salariales en las empresas privadas.
La Unión europea podría acordar una nueva reducción de la deuda griega, más importante que la decidida el 21 de julio con los bancos, con la esperanza de parar la crisis de la deuda en la zona euro que amenaza con ampliarse a España e Italia.