¿Qué pasaría si, tomando en cuenta que el actual gobierno de Piñera cuenta con no más del 30% de aprobación, una facción adversaria teatralizara un levantamiento popular, y en alianza con la OTAN, protagonizara bombardeos masivos contra la población, lincharan y sodomizaran al principal líder político y saquearan el país? ¿Merecería un análisis benevolente por parte de los demócratas y progresistas del mundo?
Mi familia y yo somos fieles auditores de Radio Universidad de Chile a través de la señal del internet. Con mucho desazón escuché este día lunes 19 de diciembre en la sección internacional de Radio Análisis, el comentario de la periodista encargada refiriendo que la rebelión de Túnez había “inspirado a otros pueblos” y propiciado el derrocamiento de gobiernos como el de Libia.
Quisiera recordarle a la distinguida comentarista y demás responsables de la labor informativa de su programa, que lo que Libia ha sufrido no ha sido obra de su “pueblo”, sino una invasión extranjera en pleno siglo XXI, que ha contado con el apoyo de un ejército mercenario al cual entrenó, uniformó, equipó y dirigió. En Libia han muerto y mueren aún niños, mujeres y ancianos que en ninguna revolución genuinamente popular y democrática son un blanco admisible. La resolución de la ONU para “proteger civiles” otra vez fue el parapeto de una vil ocupación. Más allá de lo repudiable de varias de sus políticas, Gaddafi, su máximo líder y no su gobernante, fue atrapado por servicios de inteligencia invasores, linchado, asesinado y sodomizado, en transmisión al mundo entero. Hoy las transnacionales se reparten la “reconstrucción” y las fuentes de petróleo de dicho país. En resumen, el espectáculo grotesco del imperialismo rampante y para nada la “inspiración” de un pueblo que no tendrá voz ni voto en el destino de Libia. Éste será otro hecho bochornoso, tanto que hasta medios como TVE debieron reconocer que la famosa toma de la ciudad por el “pueblo” fue un show de cine montado en estudios de televisión con actores y escenografías.
En todo caso, me atrevo a adjudicar este lamentable desacierto informativo a la larga tradición de seguir acríticamente las fuentes noticiosas extranjeras, manejadas por agencias a las que se tiene por neutrales y asépticas, aún cuando la historia latinoamericana y chilena nos enseñe a golpes lo errado de tal criterio. Esa es la escuela que ha dominado en nuestros países los últimos 20 años.
Los pueblos no pueden ver la luz aislados. Chile necesita entender el mundo en que vive. El periodismo socialmente responsable -para poder cumplir su deber de iluminar el camino de los ciudadanos- debe documentarse, buscar fuentes alternativas e independientes, hacer análisis crítico y sobre todo ir a la búsqueda de la verdad que fortalezca la conciencia social y devele la condición de los que sufren la opresión. No quedarse con los datos de la superficie ni la realidad aparente. Sabemos que los periodistas de hoy no pudieron moldear la formación que recibieron ni la época en que han nacido. Eso sí, como todo profesional de hoy, tienen el deber de empezar a quitarse sus cadenas para poder ayudar a los demás a quitarse las suyas.
Éxitos y Feliz 2012 a todo el equipo de Radio Universidad de Chile.
Ángela Coën
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