Vladimir Putin fue elegido por tercera vez Presidente de la Federación Rusa. Con 90% de votos escrutados hasta la media noche de ayer, allá en Rusia, ya tenía casi el 64% del favor de los electores rusos.
Esta vez tuvo una votación intermedia. En el dos mil logró el 53% y el 2004 el 71% y hoy triunfó con el 64. Putin ejercerá el cargo hasta el 2018.
El también actual Primer Ministro ruso encabezó la coalición Frente Popular de Rusia, que no sólo reunió sectores políticos y sociales adherentes, sino que superó al partido Rusia Unida que está lleno de acusaciones de corrupción, abuso y autoritarismo.
La victoria de Putin se caracterizó por tres factores; las denuncias de corrupción electoral, su promesa de mantener a Rusia como una potencia mundial y soberana y su enérgico rechazo a sus oponentes, para quienes no abrió puertas de gobernabilidad común.
En la noche de Moscú de este 4 de marzo, el ex agente de la KGB y experto en judo, habló ante unas cien mil personas, acompañado del actual Presidente, Dmitriv Medvédev, considerado un subordinado político de Putin.
Ante la multitud, el candidato triunfante dijo que Rusia debe ser moderna, fuerte e independiente.
Repitiendo un discurso de campaña y aludiendo tácitamente a gobiernos de la Unión Europea y de Estados Unidos, el nuevo Mandatario ruso indicó que a su país nadie le puede imponer nada.
En ese sentido, Putin ya anunció el desarrollo de la industria militar rusa y la mantención de sus políticas financieras independientes.
Como estaba previsto por analistas y encuestas, el segundo lugar en la elección presidencial rusa lo obtuvo el Partido Comunista, con el 17% de Guennadi Ziugánov. El multimillonario Mijaíl Projorov, apenas superó el 7% de los votos. El que quedó muy atrás fue el dirigente ultranacionalista y racista Vladimir Zhirinovsky.
Las denuncias de corrupción electoral apuntaron, primero, al aparato estatal controlado por las fuerzas de Rusia Nueva, luego a trampas como confección de listas ficticias de electorales, ubicación de dos mil colegios electorales de difícil acceso para observadores, manejo en el traslado de votantes de regiones apartadas, y hacer uso Putin del 80 por ciento del tiempo televisivo electoral, contra el 20% de todos los demás candidatos.
A pesar de eso, el electo Presidente dijo que se realizaron elecciones honestas.
Claro que en materia de fraude electoral, hubo acusaciones directas al actual Primer Ministro y futuro Presidente, como entregar gratis departamentos a damnificados de una explosión en Astrajan y dar la orden a un banco para que entregara créditos a una agencia de viajes en quiebra y que tenía varados a miles de turistas rusos.
En todo caso, analistas y periodistas indicaron que Vladimir Putin siempre tuvo el voto de las zonas rurales, de más de 20 repúblicas y zonas apoyadas por el gobierno ruso en materia agrícola, industrial y seguridad.
Es decir, todo indicaba que ni siquiera tendría que ir a segunda vuelta.
Para muchos, Putin es el único capaz de mantener el orden y una política de estabilidad, pese a problemas sociales como el desempleo, la pobreza, la delincuencia, debilidades en educación y las pensiones.
En su discurso ante cien mil simpatizantes -donde se le vio derramando lágrimas, aunque él precisó que se trató del viento en el lugar- enfatizó que “hemos demostrado que no se nos puede imponer nada ni nadie. Nuestra gente es capaz de distinguir fácilmente el deseo de renovación de las provocaciones políticas cuyo único fin es destruir el Estado ruso y usurpar el poder”.-