Mejorar las estimaciones de la inflación


Martes 13 de marzo 2012 8:16 hrs.


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La anticipación de la inflación,  indispensable en las decisiones de inversión, de endeudamiento, de liquidez, de precios, de compras y de ventas y, desde luego, para estimar el valor real del dinero y de los bienes en el futuro, es un aspecto muy fundamental. Sin embargo, podría haber una permanente subestimación del  IPC, en particular en los últimos meses,  causada por el no reconocimiento de la  futura ocurrencia de fenómenos que afectarán los niveles de precios nacionales y  externos. Esto ha desorientado a algunos  agentes económicos  y analistas y ha producido incalculables  traspasos  de recursos y riqueza entre inversionistas, empresas  e individuos.

La inflación, con sus diferentes estimaciones y luego con las mediciones del IPC, la hemos seguido y comunicado  desde hace varios quinquenios, dadas sus  consecuencias en los procesos  decisionales  de empresas, consumidores  y autoridades.  Las decisiones y opiniones emitidas sobre las perspectivas de la economía global y nacional -en particular sobre inflación y crecimiento-  crean realidad y por cierto tiene alto impacto en las economías locales y regionales del país.

En la última década se  observa una tendencia a subestimar la inflación y a  bajar la TPM (Tasa de Política Monetaria del Banco Central), sobre la base de estimular la inversión y el crecimiento,  llegándose con esto a “tasas de interés real negativas”  y pocas veces superior al  2%, que por su bajo valor debieron haber  estimulado la inversión y con ello la consiguiente inflación. Curiosamente, en el último año la tasa de interés  tuvo su mayor valor real y ha sido: un año de alto crecimiento de la economía, pese a  malos augurios  y adversos pronósticos de la muchos analistas sorprendidos por la realidad.

Por estas, y otras razones, seguiremos  insistiendo en la necesidad de  hacer estimaciones sobre la inflación, pero con una revisión  tanto de: los métodos de estimación como de los sesgos profesionales  y profesiones de quienes participan en la estimación de dicho  indicador. Una manera de reducir estas desviaciones o  errores sería incluir  también a profesionales que  tengan una  formación particular y profunda en  “métodos de anticipación” y que, además, aporten una perspectiva que vaya más allá de la  economía. La  dificultad que ha existido para anticipar los fenómenos económicos más graves, que han sido recurrentes en la última década, avalarían esta propuesta.

La relación entre estimación y, luego, realidad  también se observa en  algunas  instituciones económicas internacionales que acostumbrar cambiar sus estimaciones de  inflación en cuestión de dos o tres meses, probablemente con el propósito de llegar al final de cada año con menores desviaciones y coincidir con su estimado. Para el manejo de la complejidad de la globalidad económica global, no hay  modelo económico que incorpore e integre  la diversas variables inter e intra disciplinariamente para fines predictivos como lo demuestran los fallos de las opiniones  más difundidas en lo medios. Finalmente, es de esperar que  las instituciones y personas que hacen pronósticos sobre inflación estén de acuerdo en que es importante dar explicaciones sobre sus aciertos y sus desviaciones, de manera de poder sacar conclusiones y lecciones a partir de las razones que entreguen oportunamente.

Omar Villanueva Olmedo
Director OLIBAR Consultores

 

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