En particular para Siria, Malí y Nigeria pidió el diálogo, el respeto y la reconciliación, y condenó especialmente la violencia terrorista en Nigeria.
El Pontífice pidió para que en Siria cese el derramamiento de sangre y se emprenda “sin demora la vía del respeto, del diálogo y de la reconciliación, como auspicia también la comunidad internacional”.
Además, llamó a la comunidad internacional a “acoger y a prestar la asistencia sanitaria necesaria” a los numerosos refugiados de ese país.
Además, alentó al pueblo iraquí a no escatimar ningún esfuerzo para avanzar en el camino de la estabilidad y del desarrollo.
Asimismo, abogó para que en Tierra Santa israelíes y palestinos reemprendan el proceso de paz: “Que Cristo resucitado otorgue esperanza a Oriente Próximo, para que todos los componentes étnicos, culturales y religiosos de esa Región colaboren en favor del bien común y el respeto de los derechos humanos”, dijo.
El Papa mencionó además “el momento político delicado” que atraviesa Mali y exhortó a la paz y la estabilidad.
Benedicto XVI envió un mensaje a los cristianos que sufren persecuciones a causa de su fe y pidió por la libertad religiosa.
Finalmente, impartió la tradicional bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad de Roma y a todo el mundo) en 65 idiomas.
El Papa, que acaba de festejar siete años de pontificado y que cumplirá 85 años de edad dentro de pocos días, parecía en buen estado físico.