El millón de millones de euros que el Banco Central Europeo (BCE) ha inyectado al sistema financiero del viejo continente no ha logrado calmar a los mercados. España confirmó que se encuentra en recesión, sumándose así a Bélgica, Irlanda, Italia, Holanda, Portugal, Grecia y Eslovenia. En la Unión Europea amplia también han caído las economías del Reino Unido, Dinamarca y la República Checa.
Como era de esperar a raíz de la disminución de la actividad y pérdida de valor de los patrimonios locales, la región está presenciando una fuerte fuga de capitales. El Banco de España dijo que en el sólo caso de la península ibérica esta salida suma sobre 128 mil millones de euros desde julio del año pasado y sólo en febrero reciente escaparon más de 25 mil millones de euros.
La banca hispana e italiana son las mayores deudoras del programa LTRO del BCE (con 275 mil millones y 255 mil millones de euros respectivamente); los gobiernos de España e Italia son los mayores deudores del programa TARGET, también del BCE. Desde julio de 2011, el débito de España con el TARGET ha crecido en 199 mil millones de euros, mientras en Italia alcanza los 276 mil millones de euros. Ambos países han financiado así casi la totalidad de sus déficits de cuenta corriente mediante la imprenta del BCE. Gran parte de estos capitales han salido de sus fronteras.
La desconfianza ha crecido y la fuga amenaza con secar aún más las finanzas hispanas tras la baja de calificación de la deuda por parte Standard & Poor’s que impactó hasta grandes bancos como el Santander y el BBVA. Algunos analistas estiman que para que los países en recesión recuperen su competitividad deberán dejar caer sus precios –especialmente salarios- entre 10% y hasta 35%. España, dicen, debe reducir su nivel de precios en 20%, mientras Italia entre 10% y 15%. Grecia y Portugal requieren ajustes de 35% y 30%, respectivamente.
En dicho marco, la palabra ahorro se ha puesto de moda. Pero si se consideran los niveles de desempleo y el desplome de valor patrimonial de las compañías en Bolsa, ni las familias ni empresas están en condiciones de generar ahorros, que no sea el obligado por vía de la cesantía y la baja de ingresos que aceleran la contracción del consumo. Y si se agrega el ahorro del sector público, el cocktail está completo.
Los recortes y planes de austeridad adoptados por los gobiernos europeos han llevado a Grecia, Irlanda y Portugal a la recesión y le ha llegado el turno de España y Italia, con el añadido que el solo problema de España es mayor que el de Grecia, Irlanda y Portugal juntos, dado el tamaño de su economía. La caída hispana podría, pues, arrastrar a toda Europa a una recesión larga y profunda, razón por la que comienzan a surgir propuestas pro crecimiento, pues, después de todo, Europa representa un quinto de la economía mundial y es el mayor importador del mundo.