El 22 de mayo pasado, convocados por el 14º Juzgado Civil de Santiago, Codelco y Anglo American acordaron suspender la vía judicial y explorar un convenio cuyas negociaciones se extenderán por un mes, es decir, hasta el 22 de junio. La presidenta ejecutiva del Grupo Anglo American, Cynthia Carroll, valoró la posibilidad de consensuar una solución comercial “que considere los intereses de ambas partes”.
El renunciado presidente ejecutivo de Codelco, Diego Hernández, había expresado su decisión de seguir la vía de Tribunales si no había “un buen acuerdo”. El presidente del Directorio, Gerardo Jofré, era partidario de negociar directamente. Hernández insistía en defender la opción del 49,5% a que Codelco tiene derecho, mientras Jofré es partidario de conversar sobre el 25% de la masa accionaria que quedó, tras la polémica venta del 24,5% de Anglo a Mitsubishi.
Por eso, cuando el directorio le informó a Hernández que el vicepresidente de Finanzas, Thomás Keller, era quien seguiría las negociaciones, éste renunció y 24 horas después, Keller asumió su cargo. Hernández había viajado a Miami a reunirse personalmente con el director de Desarrollo de Estrategias y Negocios de Anglo American, Peter Whitcutt, para armar la mesa de negociación.
Esta es la segunda vez en seis meses que las partes buscan un acuerdo. En diciembre de 2011 ambas firmas suscribieron un convenio de confidencialidad que se extendió dos meses y culminó a fines de enero, sin resultados.
Esta disputa estalló el 9 de noviembre de 2011, cuando Anglo sorpresivamente vendió a Mitsubishi el 24,5 % de Anglo American Sur (AAS) en US$ 5.390 millones, es decir, a un valor equivalente a US$ 22 mil millones el 100% de la minera. La venta se hizo un par de semanas después que Codelco anunciara que ejercería, en enero de 2012, su opción preferente por el 49,5 % de AAS, por US$ 9.650 millones, es decir, a un valor de US$ 19.500 millones, el 100% de las acciones. O sea, una diferencia de US$ 2.500 millones.
La movida de Anglo hasta fue denunciada penalmente por el presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), Raimundo Espinoza, por supuesto contrato simulado entre ésta y Mitsubishi, mientras bancos de inversión, como JP Morgan, mal calificaron la determinación, por lo dañada que podría quedar la relación entre Anglo y el gobierno, siendo ésta una empresa con alta exposición patrimonial en Chile.
Más allá de las interpretaciones del contrato original, que según Codelco obliga a Anglo a ofrecerle primero a ella el 49,5%, pero que la multinacional negó, impetrando su derecho a vender parte de AAS a un tercero, antes de enero de 2012, cuando anunció su acuerdo con Mitsubishi, el real litigio se trabó por el valor de las acciones. Pero además, porque, con la venta a Mitsubishi, Anglo dejó a Codelco aspirando sólo a 25 % de AAS, y no al 49,5 % que pretendía, en medio de una racha de excelentes precios internacionales del cobre.
Para comprar el 49,5% de AAS, Codelco había conseguido un crédito con la japonesa Mitsui, convenio en el que se estableció como alternativa de pago la entrega a la firma nipona del 24,75% de los títulos a recibirse, si la opción se materializa. De no realizarse la cesión, Codelco se obliga a pagar a Mitsui US$ 293 millones por concepto de intereses, acuerdo cuya vigencia se extiende hasta agosto de este año. Codelco y Anglo han estimado que un proceso judicial tomaría entre 3 y 4 cuatro años.
Dichos plazos entorpecen, además, otras posibilidades. El yacimiento de Minera Los Bronces -de propiedad de AAS- es parte de la misma veta de Andina, División Codelco. Hacia fines de esta década acercará su producción a 600 mil toneladas de cobre fino/año, previa inversión de unos US$ 6.200 millones. Hoy produce 230 mil toneladas. Andina, en tanto, también está creciendo: hacia 2010 bordeaba las 230 mil toneladas, hoy llega casi las 500 mil toneladas. Ubicadas ambas en el mismo lugar, la operación en conjunto es un proyecto atractivo de larga data, pues si Codelco tomara participación en AAS, las sinergias aumentan. Pero si Codelco perdiera el juicio o saliera mal de las negociaciones, ésta y el Gobierno asumen un alto costo político, mientras que Anglo daña seriamente su relación con el Ejecutivo.
Hernández estimaba que Anglo American debería ofrecerle entre US$ 3.700 y US$ 4.700 millones para firmar un acuerdo en el que Codelco renuncie al 49,5 % en AAS, pues al ejercer su opción, según las cifras que derivan del acuerdo con Mitsui, le significaría captar utilidades por unos US$ 3.700 millones, dado que el préstamo es por unos US$ 6.200 millones, más US$ 293 millones de interés, mientras que el valor implícito del 49,5% en dicho escenario es de US$ 9.650 millones. Y si se consideran los números que emanan de la venta de Anglo a Mitsubishi, el pago debería ser de US$ 4.700 millones, más impuestos por ganancia de capital.
Los inversionistas extranjeros ven críticamente que Codelco y Anglo no lleguen a un acuerdo negociado. Las opciones de Codelco –quedarse sin participación accionaria en AAS o comprar sólo el 25% restante- son complejas política y económicamente; y además, dañan perspectivas de trabajo conjunto con Anglo en Los Bronces. Las negociaciones tienen pues, parámetros claros. Anglo American tiene la palabra.