“Mi canto se hizo estrella, se hizo arena y roca en el mar, para que el hombre de mi pueblo de nuevo vuelva a cantar”…
Corrían fines de los ‘80 y al calor de la fogata en la playa de Queilen (Chiloé), entonábamos libertariamente este canto entre mochileros y relegados de la dictadura.
Corrían los ‘80 cuando en la mítica Radio Umbral, Pedro Henríquez nos presentaba a este dúo valdiviano que, armados de guitarra y lluvia, escribían los primeros acordes de temas himnos, para ser sellados en el catálogo fundamental del Canto Nuevo… movimiento fundamental y punta de lanza para el retorno a la democracia y la caída de Pinochet.
Mi querido y lindo viejo pop, hoy partes guitarra en mano por la senda de la “lluvia del sur” para mitigar el llanto que cae sobre el Calle Calle y para rencontrarte con ese viejo mimiógrafo de la Universidad Austral, donde panfleteabas cancioneros con la esperanza de que no se olviden de esa receta de la “Sopa de Margaritas”.
Mi querido Nelson. Nos quedas debiendo el volumen 9 para cuando nos encontremos nuevamente… Sin lugar a dudas que Víctor, la Violeta, Richard Rojas, el Gitano Rodríguez, Gervasio y tantos otros, te propondrán acordes y melodías para esa obra fundamental que nos prepararás y presentarás a Marcelo, tú hermano de tantas travesías y travesuras que vivieron desde los tiempos de universidad hasta hoy día.
A la orilla de tu río valdiviano, a pleamar llegando desde Chiloé, la Pincoya te bailará con sus brazos abiertos para darte ese abrazo gentil, de reconocimiento y alegría al saber que tu misión fue cumplida con éxito, lealtad y humanidad. Mientras, en el buque de armas se preparará la fiesta de bienvenida, para que tu andar por el mundo, como a ti te gustaba, hoy sea un navegar por donde tú quieras ir.
Mientras, nosotros por estos lados, terminaremos lo que tenemos que hacer, y nos encontraremos por cualquier canal de la vida. Si puedes consígueme un licor de oro con sus buenas roscas chonchinas. Yo llevaré el murtado y el kuchen de grosellas, como los que hacían tus descendientes en Valdivia.
Buen viaje Nelson, gracias por haberme dado la posibilidad de ser tu amigo… gracias por haber estado siempre, en y con El Zócalo. Gracias por haber estado en la gala de los 12 años del programa.
Antes que me olvide, ¿te acuerdas de eso que dicen en el sur? “La palabra, es escritura”. Y nunca te pasé la grabación de la gala. Tú tranquilo, no te la podré pasar físicamente, pero la transmitiré un día. Recuerda que con esto de la tecnología, por la señal en línea, se escucha en todo el mundo.
Un abrazo de cordillera, querido compañero, amigo, hermano.
“Mi canto se hizo estrella, se hizo arena y roca en el mar, para que el hombre de mi pueblo de nuevo vuelva a cantar”…
Corrían fines de los ‘80 y al calor de la fogata en la playa de Queilen (Chiloé), entonábamos libertariamente este canto entre mochileros y relegados de la dictadura.
Corrían los ‘80 cuando en la mítica Radio Umbral, Pedro Henríquez nos presentaba a este dúo valdiviano que, armados de guitarra y lluvia, escribían los primeros acordes de temas himnos, para ser sellados en el catálogo fundamental del Canto Nuevo… movimiento fundamental y punta de lanza para el retorno a la democracia y la caída de Pinochet.
Mi querido y lindo viejo pop, hoy partes guitarra en mano por la senda de la “lluvia del sur” para mitigar el llanto que cae sobre el Calle Calle y para rencontrarte con ese viejo mimiógrafo de la Universidad Austral, donde panfleteabas cancioneros con la esperanza de que no se olviden de esa receta de la “Sopa de Margaritas”.
Mi querido Nelson. Nos quedas debiendo el volumen 9 para cuando nos encontremos nuevamente… Sin lugar a dudas que Víctor, la Violeta, Richard Rojas, el Gitano Rodríguez, Gervasio y tantos otros, te propondrán acordes y melodías para esa obra fundamental que nos prepararás y presentarás a Marcelo, tú hermano de tantas travesías y travesuras que vivieron desde los tiempos de universidad hasta hoy día.
A la orilla de tu río valdiviano, a pleamar llegando desde Chiloé, la Pincoya te bailará con sus brazos abiertos para darte ese abrazo gentil, de reconocimiento y alegría al saber que tu misión fue cumplida con éxito, lealtad y humanidad. Mientras, en el buque de armas se preparará la fiesta de bienvenida, para que tu andar por el mundo, como a ti te gustaba, hoy sea un navegar por donde tú quieras ir.
Mientras, nosotros por estos lados, terminaremos lo que tenemos que hacer, y nos encontraremos por cualquier canal de la vida. Si puedes consígueme un licor de oro con sus buenas roscas chonchinas. Yo llevaré el murtado y el kuchen de grosellas, como los que hacían tus descendientes en Valdivia.
Buen viaje Nelson, gracias por haberme dado la posibilidad de ser tu amigo… gracias por haber estado siempre, en y con El Zócalo. Gracias por haber estado en la gala de los 12 años del programa.
Antes que me olvide, ¿te acuerdas de eso que dicen en el sur? “La palabra, es escritura”. Y nunca te pasé la grabación de la gala. Tú tranquilo, no te la podré pasar físicamente, pero la transmitiré un día. Recuerda que con esto de la tecnología, por la señal en línea, se escucha en todo el mundo.
Un abrazo de cordillera, querido compañero, amigo, hermano.
“Mi canto se hizo estrella, se hizo arena y roca en el mar, para que el hombre de mi pueblo de nuevo vuelva a cantar”…
Corrían fines de los ‘80 y al calor de la fogata en la playa de Queilen (Chiloé), entonábamos libertariamente este canto entre mochileros y relegados de la dictadura.
Corrían los ‘80 cuando en la mítica Radio Umbral, Pedro Henríquez nos presentaba a este dúo valdiviano que, armados de guitarra y lluvia, escribían los primeros acordes de temas himnos, para ser sellados en el catálogo fundamental del Canto Nuevo… movimiento fundamental y punta de lanza para el retorno a la democracia y la caída de Pinochet.
Mi querido y lindo viejo pop, hoy partes guitarra en mano por la senda de la “lluvia del sur” para mitigar el llanto que cae sobre el Calle Calle y para rencontrarte con ese viejo mimiógrafo de la Universidad Austral, donde panfleteabas cancioneros con la esperanza de que no se olviden de esa receta de la “Sopa de Margaritas”.
Mi querido Nelson. Nos quedas debiendo el volumen 9 para cuando nos encontremos nuevamente… Sin lugar a dudas que Víctor, la Violeta, Richard Rojas, el Gitano Rodríguez, Gervasio y tantos otros, te propondrán acordes y melodías para esa obra fundamental que nos prepararás y presentarás a Marcelo, tú hermano de tantas travesías y travesuras que vivieron desde los tiempos de universidad hasta hoy día.
A la orilla de tu río valdiviano, a pleamar llegando desde Chiloé, la Pincoya te bailará con sus brazos abiertos para darte ese abrazo gentil, de reconocimiento y alegría al saber que tu misión fue cumplida con éxito, lealtad y humanidad. Mientras, en el buque de armas se preparará la fiesta de bienvenida, para que tu andar por el mundo, como a ti te gustaba, hoy sea un navegar por donde tú quieras ir.
Mientras, nosotros por estos lados, terminaremos lo que tenemos que hacer, y nos encontraremos por cualquier canal de la vida. Si puedes consígueme un licor de oro con sus buenas roscas chonchinas. Yo llevaré el murtado y el kuchen de grosellas, como los que hacían tus descendientes en Valdivia.
Buen viaje Nelson, gracias por haberme dado la posibilidad de ser tu amigo… gracias por haber estado siempre, en y con El Zócalo. Gracias por haber estado en la gala de los 12 años del programa.
Antes que me olvide, ¿te acuerdas de eso que dicen en el sur? “La palabra, es escritura”. Y nunca te pasé la grabación de la gala. Tú tranquilo, no te la podré pasar físicamente, pero la transmitiré un día. Recuerda que con esto de la tecnología, por la señal en línea, se escucha en todo el mundo.
Un abrazo de cordillera, querido compañero, amigo, hermano.
