En una masiva misa al aire libre en el centro de Beirut y frente a unos 350 mil fieles, Benedicto XVI oró para que tras las revoluciones, medio oriente sea dirigido por hombres de paz: “que se dé a esta región servidores de la paz y de la reconciliación para que todos puedan vivir en paz y en dignidad”, declaró.
El jefe de la Iglesia Católica que era escuchado además por Michel Suleiman, el único jefe de Estado cristiano en Medio Oriente, y 300 obispos de 17 países de la región, pidió “que Dios conceda a vuestro país (El Líbano), a Siria y a Medio Oriente el don de la paz de los corazones, el silencio de las armas y el cese de toda violencia”.
Benedicto XVI dijo que los cristianos son los principales implicados en este proceso de paz en la región y por tanto deben permanecer en ella y comprometerse con la paz: “es un testimonio esencial que los cristianos deben dar, aquí, en colaboración con todas las personas de buena voluntad. Los llamo a todos a actuar por la paz. Cada cual en su nivel allí donde se encuentre”, insistió el sumo pontífice.
Un escenario cubierto con una alfombra verde y rodeado de cedros, símbolos de Líbano y de olivos representando la paz, acogió el último acto masivo del santo padre que pidió “a la comunidad internacional y a los países árabes para que, como hermanos, propongan soluciones viables (al conflicto sirio) y que respeten la dignidad de cada persona, sus derechos y su religión. Quien quiera construir la paz debe cesar de ver en el otro un mal para eliminar”.
Cada uno de los obispos presentes, que venían incluso desde Irak, Palestina o Egipto recibió además un ejemplar de “La Exhortación apostólica”, una hoja de ruta que el Papa redactó a partir de conclusiones del sínodo de los obispos para Medio Oriente, que se celebró en 2010 en el Vaticano.
Pese a estos llamados del Papa sin embargo, este domingo 16 de septiembre la ola de violencia siguió golpeando a Siria, con intensos bombardeos de los feudos rebeldes y combates en varios frentes.