Uno de los rasgos objetables de la conducta del Presidente Salvador Allende durante su mandato pudo ser cierta propensión a la vida disipada. Vivaz y seductor, el guía de la vía chilena al socialismo no renunció a los placeres mundanos y eso tal vez haya minado la entereza de su carácter, no tanto para enfrentar sus enemigos, sino para guardar la lealtad que entendía deber a sus contradictorios partidarios.
Cuando una persona asume cualquier forma de liderazgo no puede escatimarse a actuar ejemplarmente. Es el caso no sólo de presidentes, dignatarios y representantes, sino también de quienes la vida pone en el escenario público, aunque no se lo hayan buscado.
Sin ningún ánimo de comparar a un conductor de las hechuras del Presidente Allende con figuras del deporte, creemos que ellas también están investidas de responsabilidad por el eventual ejemplo que pueden proyectar. Detenido el 7 de septiembre en un control de manejo bajo la influencia del alcohol, el arquero del club de fútbol de la Universidad de Chile, Johnny Herrera, arguyó que con una persona común y corriente no se habría desatado tanto escándalo.
Ese es precisamente el punto. Una licencia de conducir suspendida por atropellar y matar a una transeúnte meses atrás otorga más responsabilidad a un victimario tan destacado. El guardametas Herrera debió cumplir con más escrúpulo el acuerdo al que llegó con los familiares de la joven atropellada por él. Que ella caminase o no bajo la influencia del alcohol no disminuye en nada la notoriedad de quien iba al volante.
Y así como un Presidente, ministro, parlamentario y agente policial invisten tal calidad las 24 horas del día, un jugador tan destacado no tiene tanto “tiempo privado” como lo prueba el hecho que Herrera debía presentarse a entrenamiento la tarde de la mañana fue detenido. El DT Sampaoli alegó que le basta que el jugador se presente, ¿obviando si lo hace en estado de resaca o no? Es responsabilidad de él mismo determinar si tiene un problema que lo lleve al siquiatra.
Algunos señalan que estos muchachos no saben qué hacer con tanta fama y dinero que les cayó encima. Eso mismo está indicando la necesidad de que sus planteles les ayuden. Por lo demás ciertas conductas recientes de Herrera son un problema para el club: el porte dos duplicados de su licencia de conducir, tres cruces con luz roja y manejo contra el tránsito.
Ciertamente, no se trata de meterse en sus vidas privadas, en sus relaciones de pareja ni sus líos de faldas. En Chile no hubo tradición al respecto, los enemigos políticos no recibían dardos con esta clase de veneno, tal vez porque aquí “todos nos conocemos”. Los asuntos amorosos quedaban en la penumbra, hasta que llegaron la prensa del destape y la televisión farandulera.
Gente como Herrera -de quien dicen sus colegas que tiene carácter fuerte, personalidad asertiva y pasta de líder- deben ser consecuentes con el rol que han asumido. Como los dirigentes estudiantiles. Camila Vallejo, por ejemplo, jamás se ha permitido un desliz público y su aparición en programas “estelares” se da bajo sus parámetros.
Es lo que tienen que aprender de ella y figuras como Jackson y Boric figurines como Medel, Valdivia y Herrera.
