La semana pasada decíamos que el Banco Central Europeo (BCE) había anunciado un programa para la compra de bonos de los países del área en problemas, en cantidades “ilimitadas”, para reducir los costos de financiación de sus compromisos de corto plazo y evitar así un seguro default que podría llevar a esas naciones a dejar el euro, con todo el impacto mundial que aquello significaría.
El anuncio de Mario Draghi consiguió el efecto esperado y las tasas de interés de corto plazo de los bonos de España e Italia bajaron hacia zonas de seguridad, aunque, la incertidumbre continuó, luego que el Tribunal Constitucional alemán dijera el jueves que estas compras ilimitadas podrían ser ilegales, no obstante que el miércoles había dado luz verde al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), en un veredicto que, si bien llevó alivio a los mercados, dejó muchas dudas pendientes, pues los jueces insistieron en que el Bundestag (Parlamento) debe tener derecho a veto sobre incrementos adicionales al aporte que Alemania -último país en aprobar el MEDE- entrega a ese fondo que prevé un “cortafuegos” de 700 mil millones de euros.
En efecto, el fallo sostuvo que el hecho que el MEDE pueda depositar bonos públicos en las arcas del BCE como garantía de los citados préstamos, violaría tratados de la UE que prohíben el financiamiento directo a los gobiernos, hecho que impide dar licencia bancaria al MEDE, como propuso Francia. Los jueces germanos explicaron que las compras de bonos por parte del BCE en el mercado secundario para “financiar los presupuestos de los países miembros, independientemente de los mercados de capital, están prohibidas, ya que violarían la prohibición de financiamiento monetario”. El BCE respondió que adquirir deuda de corto plazo de los países de la zona euro en problemas era una manera de “reparar la transmisión de la política monetaria” y no un sustituto del financiamiento en los mercados.
Pero los alemanes, el país con más ahorros de la zona y con un trauma inflacionario que proviene desde los años de entre guerras, no comparten tal visión y califican el dictamen del Tribunal, en su parte relativa al MEDE, como una “cara victoria” de la premier Angela Merkel. Un sondeo del canal de televisión ZDF mostró que más de 75% de los encuestados cree que el lanzamiento del MEDE no resolverá la crisis y apenas 25% considera que el fallo conviene al interés nacional alemán.
Así las cosas, diversos analistas estiman que la luz verde al MEDE, con las condiciones impuestas por el Tribunal Constitucional, es, más bien, luz amarilla y una advertencia para el BCE, después que el presidente de esa corte prometiera que seguirá de cerca la queja presentada por uno de los demandantes en contra del plan ilimitado de compra de bonos, cuando emita los fundamentos de su fallo, en diciembre próximo. Tal disposición podría generar nuevos desafíos legales a la estrategia la zona euro y hacer terminar el proceso en la Corte Europea de Justicia.
La reacción germana corresponde a la natural molestia de quienes se ven a sí mismos como quienes están “pagando los platos rotos de la fiesta”, sin haber participado en ella, y consideran que el modelo de salvataje en marcha permite el rescate de cada país endeudado, “lo merezca o no”, poniendo en juego el “difícil arte de cobrar”. Si bien, por ahora, el dictamen aumentó las esperanzas de que la Eurozona supere su crisis, tanto sus altos costos, como los pasos judiciales que restan, mantendrán las incertidumbres sobre el futuro económico de Europa y, con ello -dadas su relevancia como consumidora y productora- el del resto del mundo.