Se ha iniciado un nuevo proceso electoral en Chile, que culminará el 28 de octubre con la votación en las urnas. El sistema de sufragio chileno es muy peculiar, se anuncia con todo boato que ahora todos pueden votar, pero ese hecho no cambiará en nada que a la hora del conteo de los votos nuevamente el resultado electoral será distinto a la voluntad ciudadana, debido al sistema binominal impuesto por la dictadura de Pinochet, que la Derecha no quiere cambiar y que los partidos y gobiernos de la Concertación cuando tuvieron su oportunidad tampoco cambiaron.

En un país donde la Constitución de la República nunca ha sido aprobada por sus ciudadanos, se realiza esta nueva elección municipal. La derecha junto al gobierno militar en la época dictatorial, hicieron un descarado fraude electoral para aprobarla. Según declaraciones de sus propios agentes represivos, a los funcionarios del Estado se les ordenó votar varias veces y con diferentes células de identidad para asegurar el éxito del engaño y ellos dicen que cumplieron la orden.

Es bueno recordar también, que cuando se hizo esa votación para “aprobar la Constitución”, no existían registros electorales y los mismo militares golpistas hicieron el conteo final de los votos.

El uso y abuso de esa Constitución por la dictadura en su momento, luego la vergonzosa actitud de los políticos de la Concertación de legitimarla y también hacer uso y abuso de ella, sobre todo con la aplicación de la ley Anti Terrorista al pueblo mapuche, el saqueo de las riquezas naturales, la mantención de un modelo económico que destruyó la industria nacional, la venta a precios irrisorios de empresas de servicios básicos, la subordinación a intereses extranjeros del primer mundo de nuestra política internacional, en especial en las esferas diplomáticas y militares, y lo más importante, haber creado un estado de desigualdad social más que evidente, que se traduce en pésimos trabajos, malas remuneraciones, perdidas de derechos laborales, abusos patronales, represión desmedida a los que legítimamente quieren terminar con esos abusos, suma y sigue, han generado una desconfianza real de la ciudadanía en la institucionalidad vigente.

La Iglesia Católica en la voz de su principal representante, Monseñor Ezzati, reconoce la perdida de credibilidad de las instituciones y de la propia Iglesia, alertando de los peligros de esta desigualdad política y económica tan desvergonzada en Chile. Y que es contra lo que se movilizan valientemente en las calles sectores sociales mayoritarios de nuestro país, en especial de la juventud.

Indigna la autocrítica del converso “socialista” Camilo Escalona, presidente del Senado Binominal, y responsable también de la desigualdad existente en Chile cuando, golpeándose el pecho luego de escuchar las palabras del prelado Ezzati dice: “hago mías sus palabras. La desigualdad nos aflige y eso carcome los corazones, eso es algo que tenemos que superar y será una larga tarea que traspasa las fronteras de un gobierno en particular”.

La Constitución actual, instalada a sangre y fuego por la dictadura, el modelo económico imperante, que ha transformado al país en un verdadero “nichito de mercado” para no menos de diez familias abusivamente millonarias, es el verdadero problema de los chilenos y eso no se resolverá con votar en estas elecciones municipales.

Votar en estas elecciones, es para muchos, seguir legitimando la injusticia y el abuso existente. Tenemos como pueblo una gran oportunidad, única, de castigar la soberbia y el abuso de los binominalistas (la Derecha y la Concertación), organizándonos para no votar en estas elecciones municipales, que nada cambiarán.

Una gran abstención demostrará la fuerza continuadora de la lucha del pueblo movilizado y un apoyo a la ejemplar lucha estudiantil, será una victoria del espíritu democrático de los chilenos y de lo que estamos dispuestos para democratizar de una vez por todas el país.

Se debe modificar este ilegítimo sistema electoral binominal.
Construyamos un Chile Digno

José Miguel Carrera