Mientras durante la década de los 90, el BundesBank movilizó una media de 10 mil a 20 mil millones de euros y acuñó pasivos por ese orden, desde el estallido de la crisis europea, y en particular a contar de noviembre de 2007, el central alemán se ha convertido en acreedor neto de varios países de la zona y, en especial de España, nación a la cual le ha ido destinando hasta casi 60% de los Target2, sistema de pago interbancario para el procesamiento en tiempo real de las transferencias transfronterizas en toda la Unión Europea. El Target2 sustituyó al Target1 (Trans-European Automated Real Transfer System Express) en noviembre de 2007.
Con datos del propio balance Target2, España ha recibido la escalofriante suma de 428.6 mil millones de euros, aumentando los pasivos del BundesBank a 751.5 mil millones de euros, cifra cincuenta veces más alta que la que, durante una década, se permitió el central germano, desde 1999. La enorme cantidad indicaría que España ya ha sido rescatada y que dado que un país no puede ser acreditado dos veces, se entiende la reacción de los mercados en las últimas semanas, aún después de los anuncios del Central Europeo.
Aunque no debería haber temor a la insolvencia de España o Italia, dado que, como se ve, están respaldados desde la propia Alemania, Madrid parece haberse convertido en campo de batalla central en la lucha por la supervivencia de la zona euro, lo que se demuestra en las oscilaciones en la prima de riesgo de sus bonos (volvieron a 460 puntos y al 6% de interés, cifras impagables), pero que ahora ya no estarían reflejando riesgo de insolvencia (están cubiertos por el BCE y los Target2), sino el del tipo de cambio. En efecto, si cayera la eurozona, los especuladores harían jugosas ganancias con los diferenciales euro/dracma o euro/peseta cuando aquella termine. Es decir, ciertos mercados anticipan una ruptura del euro y otorgan a cada país la tasa que le correspondería, tras su retorno a la moneda nacional.
Dicha apuesta ha alentado drásticamente la fuga de capitales desde España, país que ha superado la fuga vivida en Asia en 1997: en la oportunidad, Indonesia, por ejemplo, alcanzó a tener una fuga del 22% del PIB. En la actual crisis, España ya ha superado el 33% del PIB (331.2 mil millones de euros en los últimos 13 meses). El estado alemán está, pues, prácticamente solo defendiendo la integridad del euro como clave para una futura unión política y fiscal y para evitar las pérdidas que el eventual quiebre de la zona significaría.
Mientras, la economía de EE.UU. no consigue repuntar, pese a sus propios planes de estímulos monetario a la banca, hecho que muestra que inyecciones de liquidez a una banca evidentemente sobre-apalancada ha sido un error, pues dichos recursos no fluyen hacia la economía real, ni alientan la demanda, sino van a tapar hoyos financieros. Una muestra de aquello es el dato de agosto para los pedidos de bienes duraderos, los que cayeron 13,2%, la mayor disminución mensual en cuatro años. El gobierno, en tanto, revisó a la baja el dato del PIB del segundo trimestre, desde el 1,7% anunciado inicialmente, al 1,3%, revelando la persistente debilidad de la demanda. Uno de los factores que ha impactado en este deterioro es la sequía que sufre el medio oeste de EE.UU., que ha hundido la producción agrícola.
Todas estas son señales que EE.UU. peligraría una nueva recesión hacia el cuarto trimestre o primeros del 2013, hecho que, unido a la de Europa y a la ralentización consecuente de China y sus dificultades con Japón, plantea un marco internacional en el que el Presupuesto chileno se debiera revisar con perspectivas menos optimistas o, al menos, aumentando los plazos para alcanzar el superávit fiscal del 1% anunciado por la autoridad, apostando así a mantener un gasto contracíclico al menos hasta fines el 2014, considerando una previsible caída de ingresos por exportaciones de cobre y otras tradicionales, disminución del empleo y la actividad de reconstrucción post terremoto y, por tanto, de la demanda interna.