Los expertos son una especie de raza alienígena, prácticamente inaccesible para la mayoría de la población y que, al igual que en las religiones, no se les puede nombrar sin antes pasar por una serie de ritos arcanos. Rara vez se saben sus nombres, pero basta con que se diga: el experto o los expertos se pronunciaron sobre tal o cual tema y el asunto pasa a tener ribetes místicos, intocables e indiscutibles, verdaderos dogmas de fe a los que hay que seguir ya que son el sendero que nos llevará sin dudas hacia la verdadera luz.
Rara vez en nuestra escuálida y manipuladora prensa dicen quienes son o serían estos expertos, pero los nombran con la fruición de un hambriento frente al banquete real y con eso basta, ¿para qué enredar al populacho con nombres o títulos si el hecho de ser expertos ya da la connotación necesaria a la frase que se quiere afirmar o negar?
Sólo ocasionalmente mencionan en qué son tan expertos estos expertos, ya que eso también sería redundante para la masa que no puede ni debe meterse en temas tan complejos como las experticidades de estos gurúes de infalibles y rara vez comprobables vaticinios.
Una de las cualidades que hace que alguien o “alguienes” se conviertan en expertos para la prensa interesada en desinformar, radica en si la frase o vaticinio está en línea con los intereses que ese informativo representa, ya sea a través de sus dueños o de los dueños de sus dueños, que son los avisadores, o sea, de los que ponen la plata para que baile el monito al compás de sus propios intereses. Esto lleva a que muchas veces las frases y/o vaticinios sean sacados de contexto o, simplemente, se dejen afuera a verdaderos expertos en determinados temas, poniendo a otros, que dicen las cosas que afirman la idea-fuerza que se quiere remarcar.
Hace pocos días hubo un corte de agua que afectó a más de dos millones de capitalinos a causa de un aluvioncito en la cordillera, pero esencialmente porque la empresa privada de aguas que nos vende servicios públicos básicos, en su afán de lucrar a como dé lugar con nuestras necesidades primordiales, no ha hecho las inversiones necesarias para evitar problemas de esta magnitud.
Frente a esto, un matutino de los grandes del duopolio escribió que “expertos” vaticinan que solucionar esto significaría, sin lugar a dudas, que las cuentas de los consumidores van a aumentar inevitablemente.
O sea, la perfecta profecía auto cumplida: no se hace lo que se necesita, aparece un poquito de agua del cielo en la cordillera y se corta el suministro, por lo que, inmediatamente después y a través de un experto se avisa que se van a hacer las inversiones necesarias, pero que estas serán a cuenta de los clientes y por ningún motivo a cuenta de las ganancias de la empresa, ya que eso atenta contra el modelo, contra la creación de empleos, contra la sana convivencia de los chilenos, pero, por sobre todo contra la ley más sagrada del país, cual es esquilmar de cualquier manera a los usuarios de los servicios públicos que, por obra y gracia de las connivencias políticas, son todos privados.
Así presentadas las cosas, no queda más que dejarse llevar por el planteamiento de estos expertos que vaticinan aumentar las cuentas o el caos agüístico, el todo o la nada y hay que denigrar cualquier otra opinión de gente que plantee alternativas o consideraciones de orden social o humano, ya que no son expertos avalados por los medios de comunicación, que es lo mismo que ser inexperto y, por lo tanto, nadie en su sano juicio los podría tener en consideración aunque las cosas que digan son infinitamente más sensatas y justas que lo que plantean los medios de comunicación involucrados pero, como ya se sabe, en Chile la sensatez o la justicia siempre pierden terreno frente a lo que verdaderamente importa, que es ganar mucho a costa de la ciudadanía.
Y en esto sí hay que reconocerle mérito a esto expertos. Qué manera de hacer bien su pega, no se han equivocado ni una sola vez.