El tema de los bioepics siempre es complicado y atractivo. Por un lado la curiosidad humana tiende a interesarse en la vida privada de aquellos personajes celebres reconocidos por su trabajo. El extremo de aquello es la baja farándula que se alimenta de personajes que son famosos por la exposición de su vida privada, sin otros meritos que el exhibicionismo. Vale la pena recordar que ambas situaciones son, antes que nada, un espectáculo. Una puesta en escena para el entretenimiento ajeno. Aunque en el caso del cine de ficción esto debería intentar además tener alguna pretensión de calidad. Y es así como el cine nos ha dado estupendas películas basadas en la vida de personas famosas y no tanto.
En el ejercicio del filme biográfico siempre está en juego la relación de la ficción con la realidad histórica. En algunos casos hay un intento honesto por mantener la narración lo más cercano a los hechos, en otros se decide reorganizar la información, incluir personajes, motivaciones y relaciones que no existieron. En ambos casos se intenta dar coherencia a las decisiones de una persona y transformarla en personaje, y eso siempre es un riesgo. Más allá de las distancias morales que tengamos a este respecto lo que acá toca evaluar es si el resultado es buen cine o no.
Sir Alfred Hitchcock es considerado uno de los mayores cineastas de la historia. Meritos sobran, no sólo logro instalar el concepto de suspenso cinematográfico, sino que demostró una y otra vez las posibilidades de la narración puramente audiovisual y expuso –en una época difícil para esto- las más oscuras sombras de la naturaleza humana. Y de eso último, dicen sus biógrafos, el hombre sabía bastante.
Por estos días podemos acceder a dos intentos por acercarse a la compleja naturaleza de este cineasta. “Hitchcock” estrenada recientemente en nuestras salas de cine y “The Girl” un telefilme producido por los gigantes de la televisión por cable HBO. La primera obra está dirigida por Sacha Gervasi, un guionista cuya opera prima-y anterior película- fue el premiado documental sobre la banda de heavy metal Anvil. A él se le entrega este proyecto basado en el libro de 1990 “Alfred Hitchcock y la realización de Psicosis” escrito por Stephen Rebello y cuyo guión está centrado en la relación afectiva y de trabajo entre el director y su esposa Alma Reville, principal colaboradora del cineasta desde sus inicios en el cine mudo inglés. En los papeles principales dos gigantes: Anthony Hopkins y Hellen Mirren. Ambos con bastante experiencia en el meterse en la piel de personajes históricos, recordemos que Hopkins ha interpretado a Nixon, Picasso, C.S. Lewis, entre otros y Mirren ganó un Oscar por su papel en “La Reina”. A pesar de semejantes talentos la película, aunque bastante entretenida, no logra profundizar en las complejidades de semejantes personajes. Probablemente lo más atractivo, para el cinéfilo especialmente, sea observar el tejemaneje detrás de las grandes producciones hollywodenses y las exigencias de los estudios y su relación con la censura de la época.
En el otro lado está “The Girl”, un telefilme producido con la calidad que le ha sido constantemente reconocida a HBO, tanto por la audiencia como por los críticos. Acá nos encontramos con una obra más arriesgada y mucho menos complaciente. Basada en la biografía escrita por Donald Spoto y dirigida por Julian Jarrold (“Becoming Jane”) esta película se centra en la obsesiva relación del director con la actriz Tippi Hedren, la protagonista de “Los Pájaros” y “Marnie”. El tremendo Toby Jones interpreta a un Hitchcock mucho más oscuro y frágil que acosa a una muy consistente Sienna Miller en el rol de Hedren. Estas actuaciones sumadas a la puesta en escena y la construcción de este tele filme resultan en una obra mucho más adulta que la película de Gervasi. El trabajo de Jones es realmente notable, lamentablemente –y como sucedió antes cuanto interpretó brillantemente a Truman Capote en “Infamus” al mismo tiempo que Philip Saymour Hoffman lo hacía en “Capote”- su talento es eclipsado por que coincide en el mismo rol con alguien más famoso que él.
Y aunque el ejercicio de ver ambos filmes y compararlos puede ser muy entretenido, mi conclusión final es que vale mucho más la pena ver cualquier filme dirigido por Alfred Hitchcock que, aunque parece haber sido una persona muy difícil, nos dejó algunas de las mejores películas que se han hecho y que siguen enseñándonos de qué se trata esto del cine.