Las reservas financieras representan un importante apoyo a la política monetaria y cambiaria del país, ayudan a proteger la estabilidad del peso y a tener una operación regular de los pagos internos y externos, mantener los equilibrios económicos todo lo cual no es una tarea menor. Es por eso que las autoridades han insistido en acumular reservas como protección ante situaciones económicas anómalas e incluso han debido subir impuestos –entre otros de combustibles- para lograrlo.
Desde luego que cuando se acumulan, como en el caso nacional ya sobre 30 mil millones de dólares, un alto porcentaje del PIB, no puede dejarse de pensar qué es más útil ¿Seguir acumulando o emplear esos recursos en proyectos de alto beneficio? Ya en agosto de 2008 planteamos por escrito la conveniencia de hacer planes para hacer un uso adecuado de parte de esos recursos, y no dejarlos sólo a las contingencias, puesto que frente a un continuo crecimiento de las mismas y sin disponer de planes para sus usos se podía caer en la tentación de usar parte de ellos en “cuestiones circunstanciales” con retornos muy dudosos.
Lo ocurrido en el año 2009 con el uso de parte de las reservas plantea, desde nuestro punto de vista como consultores, más interrogantes que repuestas: ¿Es efectivo que en el último año del gobierno anterior se utilizaron alrededor de 10 mil millones de dólares de las reservas del
país? Esa es una cifra mayor en cualquier país que permitiría construir varias autopistas u otras obras de mayor magnitud. ¿Cuál fue el objetivo y los planes que se pusieron en acción? ¿Cuáles fueron los resultados concretos obtenidos y cuál fue la rentabilidad de sus usos? ¿Qué sectores
o instituciones recibieron directamente dichos fondos? ¿Quién estuvo a cargo de la administración de esos fondos? ¿Cuál fue la evaluación del uso y retorno de la inversión ex antes ex post? Hoy a cualquier gerente del área privada o funcionario público se le pide cuenta exhaustiva y se le audita por el uso de fondos de cifras infinitamente menores.
Todo esto representa parte del pasado, nuestro tema es el futuro, aunque sería conveniente e indispensable disponer de las respuestas concretas y si no son satisfactorias, hacer las investigaciones del caso. Pero más significativo es conocer los usos alternativos futuros posibles de las reservas, de sus diferentes objetivos y de los planes respectivos, sean contingentes o no. Por lo menos para evitar que se llegue a hacer una costumbre usarlos parcialmente en el último año de cada gobierno. Finalmente, la transparencia y la publicación del empleo de estos recursos y acountability podría ser una contribución a la democracia participativa.
Omar Villanueva Olmedo
Lic. Ciencias Ec. & Adm Universidad de Chile
Director OLIBAR Consultores
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