Este martes 5 de marzo se celebra El Día Mundial de la Eficiencia Energética, una fecha propicia para reflexionar sobre la creciente preocupación de los chilenos por el rumbo que tomara el desarrollo eléctrico, ante la escasez de agua, los ciclos hidrológicos secos; el encarecimiento de los combustibles y la contaminación de las termoeléctricas, además de la creciente oposición de las poblaciones locales a proyectos energéticos que afectan el ambiente y el desarrollo económico en sus territorios.
La Eficiencia Energética (EE) es una parte esencial de cualquier política pública energética, porque logra todos los objetivos del desarrollo energético simultáneamente: reduce las necesidades de generación; desplaza inversiones y reduce la necesidad de nuevas plantas; reduce la presión sobre los recursos naturales; reduce la contaminación local y la huella de carbono; previene impactos sobre las comunidades y los territorios; mejora la competitividad de los sectores productivos y reduce el costo de los servicios eléctricos beneficiando la calidad de vida, el presupuesto de las familias chilenas y el desarrollo nacional
Aprovechar la EE puede generar enormes holguras en el sistema eléctrico en Chile y constituirse en una de las opciones estratégicas del desarrollo eléctrico, tal como recomendó la OECD en 2005 y la Agencia Internacional de Energía, en 2009.
Pero en Chile, este desafío central de la política energética se sigue ignorando.
El gobierno pasado elaboró un Plan Nacional de Acción de Eficiencia Energética (PNAEE) 2010- 2020, el que estableció una hoja de ruta para aprovechar el potencial de eficiencia en cada sector de consumo, con fundamentos técnicos y respaldo financiero. El Plan se enfocó en los principales sectores que consumen la energía en Chile: Transporte, Industria y Minería; Edificación, Artefactos y sector eléctrico.
El PNAEE se elaboró con un horizonte de acción de una década, y fue ideado para lograr un 1,5% anual de Eficiencia Energética, lo cual significa un 15% total de ahorro al año 2020 Y una reducción del consumo de electricidad de 19.500 GW/h, lo que permitiría evitar la construcción de 2.600 MW en nuevas centrales de generación.
Todo ello implicaría un ahorro para el país cercano a los $972.000 millones de dólares, es decir mas de trescientas veces lo que cuesta construir las líneas 3 y 6 del Metro de Santiago( cuya inversión asciende a 2.800 millones de dólares, según destacó el Presidente Piñera en septiembre pasado al poner la primera piedra de la estación Estadio Nacional)
Además de este espectacular beneficio económico, implementar el Plan de Acción significaría reducir 14.501.609 toneladas de emisiones de CO2 a la atmósfera al año 2020, disminuir la contaminación local y los costos de la energía.
Pero a tres años de lanzarse el Plan de Acción, el nuevo gobierno cambió las prioridades de política pública, rompiéndose la continuidad del programa.
Aunque la Estrategia Nacional de Energía (ENE) entregada por el Presidente Sebastián Piñera el 27 de febrero de 2012, rescata la importancia de incorporar la Eficiencia Energética en la matriz eléctrica, el Plan de Acción nunca fue dado a conocer, y el gobierno nunca presento un plan de trabajo para implementarlo.
Al respecto, la Comisión Ciudadana Técnico-Parlamentaria (CCTP) ha abogado públicamente por realizar cambios estructurales al modelo de desarrollo eléctrico actual, el que debe incorporar como tema prioritario la Eficiencia Energética, para luego también fomentar las Energías Renovables No Convencionales (ERNC), reformar la institucionalidad energética; la transparencia y control del mercado eléctrico para lograr reducir los costos sociales, ambientales y económico que hoy tiene nuestra matriz eléctrica.
El gobierno puede y debe implementar el Plan de Acción 2010-2020. También debe establecer estándares y metas obligatorias de eficiencia para las industrias energo-intensivas, como la minería, la siderurgia, la celulosa y cemento, además de establecer estándares de desempeño energético de artefactos y equipos de iluminación, refrigeradores, motores, lavadoras y climatización, entre otras oportunidades de mejora.
En el día de la Eficiencia Energética el gobierno deberá dar explicaciones de su falta de acción; no es creíble seguir continuar con los discursos y las ferias de eficiencia energética. Los chilenos queremos ver acciones, cumplimiento del Plan 2010-2020 y cumplimiento de metas y compromisos.
Ello es aun mas clave en un año de elecciones, en que los ciudadanos evalúan a sus autoridades.
Sara Larraín, directora del Programa Chile Sustentable