Desde el movimiento de los pingüinos en el 2008 la movilización social empezó a marcar la agenda política, inadvertida al inicio e intencionalmente tergiversada y desarticulada luego, el proceso nacido en la protesta ciudadana silenciosa continuó manifestándose en las calles a través de las masivas marchas estudiantiles. Fue esa presión la que rompió el globo neoliberal por donde menos se esperada, la educación, agitando y generalizando luego el reclamo social hacia todos los abusos que han construido una verdadera pirámide de injusticias y desigualdades en nuestro país.
Por eso los tiempos están cambiando, la nueva camada de dirigentes sociales, principalmente estudiantiles, han sacudido el sistema político y las bases de la economía, creando intranquilidad a los que hasta ahora tenían el monopolio de la política y del poder. Por eso la derecha está inquieta, siente que sus candidatos a la presidencia son cojos, que el sistema binominal que le ha permitido a la UDI mayorías se está tambaleando y que el presidente empresario no les garantiza la unidad, hasta ahora tan bien cuidada, entre el empresariado momio y el establisment político.
La derecha está inquieta, lo reflejan las últimas declaraciones de sus dirigentes políticos y ministros, desde los llamados histéricos a la guerra, los llantos por la salida del llamado delfín de la educación, hasta culpar a la candidata Michel Bachelet de todos sus desvaríos. Saben que sus opciones de continuar en el gobierno son escuálidas, por tanto debemos esperar que de ahora en adelante aparezca su esencia, que empiecen a jugar con el temor, la intranquilidad y la polarización social que están creando.
Los herederos de Pinochet con ropaje de centro derecha ya han empezado con las amenazas, han iniciado el despliegue del anticomunismo para caricaturizar a todo quien se les oponga. Levantarán tal cual lo han hecho siempre, las banderas del “demonio de la izquierda”, asimiladas ahora a la relación mentirosa de la “derecha es igual tranquilidad y prosperidad, mientras “la izquierda es el desorden, el caos y etc.
En todo caso este discurso no es nuevo, desde hace tiempo que han comprendido que es menos costoso – en esfuerzo y dinero -, controlar las mentes, antes de echar mano a la represión, lo que nunca descartan, para obligar a los pueblos a abandonar las aspiraciones de justicia, de libertad, de independencia, en suma de dignidad. Tal cual lo empezamos a ver hoy en el candidato Allamand, con discursos basados en el miedo, autocalificándose como defensor de la democracia y la libertad, acusando a la izquierda de subvertir el orden, asociándola a la inestabilidad del país, presentándonos con un carácter totalitario y anulador de la persona humana.
Es en este cuadro en el que enmarcarán las próximas movilizaciones sociales, de eso no cabe duda, de ahora en adelante todos quienes en las calles o en nuestros trabajos, luchemos por desenmascarar la desigualdad social brutal y grosera, creada por el sistema económico neoliberal, seremos los malos y perversos. Pero el blanco principal será quien les está marcando su agenda, la candidata con la primera opción para la presidencia del república, ataques que ya se iniciaron exigiendo a la ex presidenta responsabilidades que no tiene por la salida de Bayer.
Esta es una situación que también toca a la Concertación, de hecho los últimos acontecimientos la han superado largamente, sus dirigentes empiezan a sentir que la ambigüedad y los titulares sin sustento ya no llenan el gusto ciudadano, ni menos nuestras expectativas. Hoy el contexto es de protesta social presionado por un ambiente ciudadano que quiere cambios, creando un escenario político poco propicio para componer cantos de sirenas o discursos vacíos.
De lo que se trata es de avanzar, pero con la convicción de empezar a superar los errores cometidos, lo que parte por reconocerlos, de otra manera será más de lo mismo. El paso cualitativo se inicia por distanciar las propuestas de cambio de las herramientas políticas y económicas limitadas del sistema neoliberal, que hasta ahora son pensadas e implementadas bajo una política de consensos y de la racionalidad económica instrumental del mercado.
En suma ya no basta con enunciar que estamos por superar la desigualdad social y la pobreza, ese es el discurso de la derecha, abrir paso al cambio significa pasar a cumplir con lo que siente y quiere la gente: una nueva Constitución, terminar con el sistema binominal, un sistema educacional gratuito y de calidad. El país necesita de una reforma tributaria que elimine las garantías groseras para los que han acumulado más riqueza en nuestro país, es tiempo de un sistema previsional decente y de un código laboral que respete y proteja a los trabajadores.
Los chilenos (as) nos damos cuenta que nuestro futuro y nuestro mayor grado de felicidad dependerá de recuperar los beneficios del cobre para Chile y de una política estratégica en cuanto a la preservación del medio ambiente y la calidad de vida.
Estos son los mensajes que la candidata con mayor opción a ser nuestra presidenta queremos que haga suyos, para que no vuelva a cometer el error de crear comisiones de expertos y más expertos, cuya intención y doctrina están bien alejadas de las aspiraciones ciudadanas. Porque si hay una lección que sacar es esa, por ejemplo en el plano de la educación, preguntándonos que aportes al cambio pudo hacer el ex Ministro Harald, entre otros incluyendo a ex ministros, aportando con su visión mercantilista de la sociedad y de la educación.
Definitivamente no se puede repetir la historia de los últimos veinte años, con personajes grandilocuentes, impulsando políticas públicas que solo titulan la lucha en contra de la desigualdad, pero que en la práctica dan cuenta del abandono de las ideas de la izquierda. Incluso de la visión humanista y cristiana, en las cuales la pobreza y la injusticia son problemas éticos que duelen, porque se niega la dignidad de las personas y se afecta la solidaridad social, condición esencial para el desarrollo de la condición humana.
Por todo esto queremos discursos y soluciones que cuestionen los valores fundamentales del sistema económico y político actual, transformado en una verdadera camisa de fuerza que aprisiona y neutraliza el bienestar y la felicidad de millones de personas. El cuento de humanizar el mercado ya no sirve, lo que se necesita es cambiar las estructuras del poder, avanzando como primer objetivo a cambiar la Constitución y el sistema político heredado de la dictadura.
Pero claro, lo anterior representa también un tremendo desafío para nuestra izquierda chilena, y latinoamericana, el que consiste en buscar las soluciones en el marco de su perspectiva, cultura e historia, diseñando una propuesta que paso a paso construya un camino alternativo al modelo neoliberal. En Chile y en el mundo la naturaleza antidemocrática del neoliberalismo no está en duda, es un sistema que ha demostrado teórica e históricamente, ser incompatible con la idea de la democracia, los derechos ciudadanos y la justicia social.
El desafío va más allá del diagnóstico, hay que plantear la ruta por donde se quiere transitar y entusiasmar, rescatando la credibilidad en un liderazgo de izquierda, señalando la concreción de metas reales, iniciando el camino con la primera de las reformas antes planteadas.
Que bien por Chile entonces, porque la progresiva organización social y su movilización dan cuenta de un movimiento ciudadano que se posesiono en los sueños de las personas y que ya hecho andar su monumental fuerza.
Dr. Enrique Villanueva M.
Ex dirigente Rodriguista
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