Los dos misiles Musudan que habían sido colocados en las rampas de lanzamiento de la costa este norcoreana fueron retirados, anunciaron este lunes altos funcionarios estadounidenses. En Seúl, una fuente gubernamental añadió que el ejército de Corea del Norte ya no se encontraba en estado de alerta máxima.
Estos gestos concretos no le impidieron sin embargo a Pyongyang retomar la retórica guerrera hacia Corea del Sur. Corea del Norte amenazó este martes con represalias inmediatas en caso de que una sola bomba caiga de su lado de la frontera marítima en disputa durante ejercicios navales Corea del Sur-Estados Unidos que deben tener lugar esta semana.
Sin embargo, y pese a estas previsibles declaraciones, Corea del Norte muestra que deja una puerta abierta al diálogo y que se ocupa de otras prioridades, como la reactivación de su maltrecha economía. De hecho, una de las últimas apariciones del dirigente norcoreano Kim Jong-un ha sucedido en un centro comercial.
Por su parte, la presidente surcoreana Park Geun-hye, que visita Estados Unidos, reafirmó su voluntad de instaurar un clima de “mutua confianza” con el Norte… aunque también prometió firmes represalias en caso de provocación armada.
Este martes, la presidenta de Corea del Sur será recibida en la Casa Blanca por el presidente Barack Obama. Los gobiernos de Washington y Seúl tienen previsto afianzar su alianza estratégica.