Basura urbana

  • 15-05-2013

La Corte Suprema de Justicia, en fallo dividido, reconoció el derecho de pobladores de un conjunto de viviendas sociales en Puente Alto para tener una vida más digna y ordenó que el Ministerio de la Vivienda, el municipio de esa comuna y una empresa constructora paguen cinco millones por familia, ya que estas familias fueron radicadas al lado de un basural. La resolución ratifica la responsabilidad “por falta de servicio al emplazar las viviendas del Conjunto Habitacional San Guillermo en un sitio no apto para la edificación” y donde se producían constantes emanaciones tóxicas de gases derivados del basural.

No se ha escuchado ninguna reacción del municipio, ni de la empresa constructora. El ministro, reconoce la responsabilidad de su institución, pero como estamos en campaña electoral, le echa toda la culpa al gobierno pasado, en lo cual tiene razón, pero no asume el hecho que la política de vivienda sigue exactamente igual: los pobres son radicados en los peores lugares de la ciudad.

Detrás de esta basura política, se esconde un tema de basura social ¿Cómo es posible que ministerio, municipio y empresas realicen un proyecto que se localice al lado de un basural, con olores, con emanaciones de gas, con explosiones, con el estigma de vivir en un lugar así? En esta política permanente de vivienda están comprometidos el gobierno (este y los anteriores), los municipios (no importa el color político de su alcalde) y las empresas constructoras e inmobiliarias (que no tienen ideología, salvo buscar la ganancia y si es necesario corromper a funcionarios). Este hecho oculta la miseria de las elites dirigentes.

Desde el punto de vista de la convivencia social, esto no se arregla con el pago de cinco millones, ni de cien millones. Se soluciona con vivienda social digna, de buena materialidad, con dotación de servicios urbanos y, sobre todo, con una buena ubicación. Este fallo de la Corte Suprema debería constituir un llamado a terminar con la construcción de guetos. ¿Lo tienen claro las candidaturas presidenciales?

La noticia positiva es que en los terrenos aledaños a dicha población, en el ex basural, se está construyendo un parque, pero, la noticia negativa es que en el nuevo parque se pretende instalar una escultura que, afortunadamente, fue rechazada por la comunidad y por los expertos cuando se pretendió ubicarla en el centro de la ciudad, frente a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, “arte basura”. Es decir, el basureo de las autoridades y de las elites continua.

Una pregunta final:

¿Dado que el río Mapocho es un torrente, por lo que la propuesta del “Mapocho navegable” no pasa de ser un sueño megalómano de políticos y de algunos profesionales, no será mejor, con mayor realidad y utilidad, implementar la idea del Mapocho pedaleable?

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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