Los griegos no parecen digerir fácilmente el violento cierre de la radiotelevisión pública ERT, ejecutado el martes por la noche por el gobierno del conservador Antonis Samaras, que suprimió de este modo 2.700 empleos del sector público.
Convocada por los dos principales sindicatos de funcionarios y del sector público, la huelga general debería afectar este jueves sobre todo el transporte público y las administraciones.
Los periodistas de medios audiovisuales también se sumaron a la huelga, dejando de emitir boletines informativos. Los diarios aparecieron este jueves, pero el viernes no debería llegar a los kioscos por una huelga de 24 horas.
El aeropuerto internacional de Atenas anunció la anulación de una decena de vuelos y unos 50 fueron reprogramados debido a una huelga de controladores aéreos.
Por su parte, los empleados de los canales públicos habían seguido emitiendo el miércoles a través de internet y de un canal local prestado por el Partido Comunista.
Tanto el líder del principal partido opositor Syriza (izquierda) como los dos sindicatos, el privado y el estatal, calificaron de “golpe de Estado” este cierre y denunciaron “la persistencia del gobierno en tomar decisiones antidemocráticas extremas”.
Atenas se ha comprometido ante sus acreedores, la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, a despedir a miles de funcionarios antes de fines de 2014, de los cuales 2.000 a fines de junio de 2013, para reducir gastos.
El gobierno griego justificó la medida como un modo de poner fin a “nido de opacidad y despilfarro. “La ERT de los privilegios se ha derrumbado (…) no cerramos la televisión pública, una nueva estación será creada muy próximamente”, aseguró Samaras.
La Comisión Europea “tomó nota” el miércoles del cierre fulminante de la ERT y saludó la iniciativa del gobierno de presentar un proyecto de ley que reorganiza el servicio audiovisual público, un día después de este cierre, pero insistió en la función indispensable de un servicio audiovisual público en una democracia.
Desde Madrid, el canciller español José Manuel García-Margallo y su colega francés Laurent Fabius lamentaron el cierre de ERT y advirtieron contra la utilización de “la austeridad como dogma ideológico”.