Sobre la Unidad Popular


Martes 2 de julio 2013 13:29 hrs.


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Estimado Director:

En la historia polìtica del siglo XX hay numerosos casos de movimientos populares que se reconstituyeron después de haber sido ferozmente combatidos. Así, recordemos en primer lugar el caso del Partido Social Demócrata alemán que fue casi completamente destruido por los nazis en los años 1930 y sin embargo él se reconstituyó después del fin de la guerra ( 1945) y siguió declarándose marxista hasta la década de 1980, y formó parte de numerosos gobiernos. Actualmente , y a pesar de su viraje derechista , este partido sigue cobijando en su seno una importante corriente de izquierda

Por su parte el Partido Comunista francés , que llegó a representar el 30% del electorado en las primeras elecciones después de la segunda guerra mundial, había debido sufrir la represión más brutal y mortífera de parte del ocupante nazi y del gobierno colaboracionista de Pétain (1939-1944). Simultáneamente , casi en la misma época, el Partido Comunista italiano , que sufrió la persecución criminal de los fascistas de Mussolini, se recompuso hasta el punto de convertirse en uno de los partidos políticos faro de la escena política italiana hasta los años 1980.

¿ De dónde viene pues esta fragilidad de la izquierda chilena que quedó hecha añicos en tiempos de la dictadura sin jamás lograr recomponerse ? Sin duda que ella viene en primer lugar de la brutalidad de la dictadura cuyo totalitarismo ha sido reconocido como inédito en América latina. Sin embargo pensamos que esta explicación es corta e incompleta.

Hay que recordar que una semana o dos después del golpe los partidos que constituían la Unidad Popular habían desaparecido casi por completo , dejando a su militancia desarmada, en el sentido concreto y figurado del término, frente a la brutalidad de la represión policial y militar. Del Partido Socialista ya no quedaron más que insignificantes grupos de militantes, y en cuanto al Partido Comunista, que pagó el precio más elevado, junto con el MIR, debió sacrificar varios comités centrales antes de tornarse hacia las acciones armadas como el atentado frustrado contra el tirano.

La izquierda chilena, que había parecido alguna vez tan imponente, pagaba así el precio de sus enormes debilidades políticas y orgánicas y no pudo ser capaz de defender las estructuras partidarias y sindicales que durante tantos años se habían logrado organizar. Víctimas de la fiebre electoralista y del enceguecimiento respecto de la realidad chilena y de su historia, el movimiento popular chileno se precipitó en un barranco en el que ya no queda más que el polvo de la desintegración.

Los historiadores se interesarán algún día en ese periodo pero desde ya los jóvenes chilenos tienen la obligación de observarlo con toda la lucidez que corresponde.

José Cañas C

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