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Egipto: Un país bajo “manu militari”

El verdadero poder en Egipto habló, amenazó, entregó un ultimátum a Mursi y lo cumplió a cabalidad: disolvió el parlamento, derogó la constitución e impuso un gobierno transitorio a cargo de Adly Mansour, miembro del Tribunal Constitucional, que se convierte así en un mandatario transitorio y con escaso poder de movimiento, mientras la hoja de ruta militar establece que se convocará a elecciones presidenciales y legislativas a la brevedad.

Pablo Jofré

  Viernes 5 de julio 2013 13:40 hrs. 
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Mohamed Mursi, hoy devenido en ex Presidente Egipcio y su movimiento: la Hermandad Musulmana, han sido alejados del poder en Egipto mediante un Golpe de Estado, que hace reeditar la historia de los últimas 6 décadas en este país norafricano, dando paso a la imposición militar de un Rais (líder) con poderes limitados

El verdadero poder en Egipto habló, amenazó, entregó un ultimátum a Mursi y lo cumplió a cabalidad: disolvió el parlamento, derogó la constitución e impuso un gobierno transitorio a cargo de Adly Mansour, miembro del Tribunal Constitucional, que se convierte así en un mandatario transitorio y con escaso poder de movimiento, mientras la hoja de ruta militar establece que se convocará a elecciones presidenciales y legislativas a la brevedad. Concepto que suele encubrir, generalmente, un periodo bajo el criterio que establezcan los militares.

En su brevísimo discurso de toma de posesión Adly Mansur alabó tanto las manifestaciones que fueron el preludio para la intervención militar, como al papel jugado por los medios de comunicación egipcios que “han iluminado el camino de la nación y han descubierto los fracasos del antiguo régimen”. De pasó entregó su saludo y agradecimiento al ejército, el poder judicial y a los miembros de la policía en una puesta en escena donde se pretende mostrar que el único camino posible de salvación para Egipto es el Golpe Militar.

EL PAPEL MILITAR

El encargado de llevar la voz cantante en esta nueva acción militar en Egipto, ha sido el General Abdel Fatah al Sisi, quien fue nombrado como Ministro de Defensa por el propio Mursi cuando asumió el poder el año 2012 sacando de escena al poderoso ex Mariscal Husein Tantaui. La Plaza Tahrir fue nuevamente el escenario de masivas concentraciones, en esta ocasión de apoyo a la decisión militar egipcia que el día del Golpe Militar sobrevoló la simbólica Plaza con helicópteros de cuya estructura colgaban banderas del país, apelando al sentimiento nacionalista de la sociedad egipcia.

El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) como una manera de evitar cualquier reacción de rechazo a este golpe de Estado, se comunicó con el Pentágono ofreciendo garantías que no estarán en el poder mucho tiempo. El secretario de Defensa, Chuck Hagel, y el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, general Martin Dempsey, señalaron que están en contacto directo con los mandos militares egipcios, para así “mantenerlos al corriente de los acontecimientos”. Los militares egipcios comunicaron a Estados Unidos que su principal propósito es “restablecer el orden en el país y evitar un mayor derramamiento de sangre” sincronía de declaraciones e intenciones en instituciones aliadas.,

Con el beneplácito de Estados Unidos, los militares egipcios garantizan también que los acuerdos de Camp Davis con relación a Israel seguirán sin tocarse, como también el echar marcha atrás los apoyos que la Hermandad Musulmana proporcionaba a los palestinos a través de la Franja de Gaza. Todo ello tranquiliza a Israel – aliado de Egipto desde los tiempos del asesinado ex presidente Anwar Sadat.

En Egipto, como en otros países donde los militares suelen campear a sus anchas resulta una utopía pensar que el mundo militar se someta a la autoridad civil. A los errores de Mursi en materia de tratar de establecer una legislación de corte islamista, en un país que si bien tiene un 75% de población sunnita, tiene también una tradición secular desde el nasserismo, se unieron dificultades económicas con una alta cesantía juvenil. Con ello, , la cercana cesación de pagos tras la imposibilidad de conseguir recursos frescos, crecientes problemas energéticos y de seguridad pública fueron minando la potencia política del primer presidente egipcio elegido democráticamente pero, en un país con instituciones democráticas muy en ciernes, y con la sombra militar ejerciendo su control.

Gran parte de la escasa adhesión a Mursi y por ende el apoyo a la acción golpista, radica en que la Hermandad Musulmana no representó el afán de cambios expresados en la rebelión de marzo del año 2011 que derrocó a Mubarak. Etapa en que la Hermanad no estaba en la calle sino que preocupada de negociar con el derrocado Dictador una salida favorable. Para Robert Fisk, periodista de The Guardian “El liderazgo de la Hermandad nunca estuvo al lado del pueblo durante el levantamiento de Egipto. Este rol lo cumplía la base secular más fuerte de Egipto, el movimiento sindical, especialmente los trabajadores de algodón de Mahalla, al norte de El Cairo”
La cúpula militar egipcia convocó a una mesa amplia de participación política – sin la Hermandad Musulmana – se llamó al ex candidato presidencial y Premio Nobel de la paz , Mohamed El Baradei, el patriarca copto Tawadros II y el gran imán Ahmed al Tayeb de Al Azhar, principal autoridad sunita de Egipto. Ellos, bajo la égida militar, darán a conocer los detalles de una hoja de ruta política, que establece, una etapa de transición cuyo norte es convocar a nuevas elecciones presidenciales y legislativas. En este marco de negociaciones e imposiciones ha sonado fuerte el nombre del derrotado ex candidato y Premio Nobel de la paz Mohamed el Baradei – hombre de confianza de los militares – para ocupar, primero un cargo en este gobierno transitorio, tal vez como primer Ministro, para luego convertirse en el principal candidato para ser el presidente número cinco desde que Nasser derrocó la Monarquía Egipcia el año 1952.

Si bien es cierto las primeras determinaciones del ejército egipcio no han desencadenado situaciones de violencia generalizada, se teme que la Hermandad Musulmana, que llegó al poder tras 80 años de vida y ha visto con frustración como es derrocada apenas un año después de ganar las elecciones en el año 2012, están alertas. Es una organización bien estructurada socialmente, que cuenta con armamento liviano y con una vocación de lucha muy superior a cualquier otro grupo político en el país norafricano.

¿VOX POPULI, VOX DEI?

Para el investigador de estudios árabes e islámicos Javier Barreda Sureda , el actual levantamiento ha sido fruto de una calculada preparación, en la que se han invertido muchos medios “Las coloridas e iluminadas manifestaciones de Tahrir, con fuegos artificiales incluidos, fueron el corolario de una campaña de demonización de Mursi y de los Hermanos Musulmanes que sin duda ha confluido con el hartazgo y la desaprobación de muchos millones de egipcios a los que no tenemos por qué considerar manipulados, sino conscientes de sus propias razones para manifestarse, pero sobre los que, precisamente por este respecto hacia su movilización y su conciencia, podemos preguntarnos en qué medida son así mismo conscientes de cuáles son sus compañeros de viaje actuales y venideros…”

Barreda sostiene que desde el inicio de las manifestaciones, el argumento de que “el pueblo” quiere que Mursi abandone el poder ha sido el mantra repetido por la campaña mediática, y asumido por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) porque es el único argumento legítimo que se puede esgrimir para su abandono bajo coacción. Todas las ineptitudes y los visos de autoritarismo (muy matizables) que haya podido mostrar Mursi, no justifican en manera alguna lo que de ninguna manera puede dejar de llamarse un golpe de Estado”

La Fiscalía egipcia ordenó la detención de dos de los máximos líderes de la Hermandad Musulmana, lo que hace temer el inicio de un período de represión y fuertes luchas si esta organización reacciona ante las acciones del nuevo gobierno. Tanto Mohamed Badía, guía espiritual de la Hermandad, como el número dos de esta organización islámica, Jairat al Shater, han sido acusados de “instigar el asesinato de manifestantes que protestaban contra el depuesto presidente Mursi”

El Golpe de Estado en Egipto está generando ya los primeros trazos de una fuerte represión a lo que los militares consideran fundamentalistas – Hermanos Musulmanes – Igualmente, se han dado pasos que muestran la impronta características de estos movimientos liderados por uniformados: cientos de detenidos, el cierre de medios de comunicación, restricción de libertades públicas, exigencia a las nuevas autoridades de alabar la acción militar como la única posible para no caer en el caos y la anarquía y así proteger las libertades de la sociedad egipcia. Los únicos muertos, hasta el momento han sido partidarios del depuesto Mursi, el día 2 de julio frente a la universidad de El Cairo, donde se habían reunido para manifestar su apoyo al ex Rais.

Robert Fisk, ante la discusión si la acción militar es un Golpe o más bien la respuesta a un clamor popular sostiene “El ejército está a cargo. Llámelo un golpe si le gusta. Pero el ejército egipcio –o el infame Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, como debemos llamarlo nuevamente– está ahora gobernando Egipto. Con amenazas al comienzo, luego con tropas en las calles de El Cairo. Caminos bloqueados. Alambre de púas. Tropas alrededor de la estación de radio… Era miserable que la gente libre aplaudiera una intervención militar, aunque los opositores de Mursi afirmarían que sus libertades habían sido traicionadas. Pero alientan a los soldados para que tomen el lugar de los políticos”.

El gran peligro hoy en Egipto es lo que el editorialista del periódico Gara, Txente Redondo denomina como la instalación del “miedo, el rencor, la desconfianza y la venganza que pueden acabar por apoderarse de Egipto” La incapacidad del derrocado gobierno para dotar a la población de las necesidades básicas, los cortes energéticos, la ausencia de carburante, las tensiones religiosas y sectarias, la violencia y los enfrentamientos en las calles, el colapso económico y la presencia cada vez de más armas, son síntomas que apuntan a una peligrosa espiral. Hay quien augura el riesgo de una guerra civil.

Lo que está pasando en el país más populoso del mundo árabe va muy interrelacionado a lo que acontece en Israel, Palestina, en el Magreb y el Mashreq, a occidente y ese afán privatizador y las ventajas económicas que se derivan, sobre todo con un ejército egipcio que además es actor económico relevante. Tiene que ver con la alianza trilateral entre Washington, Tel Aviv y la Casa Real saudí que apoyan el golpismo del CSFA. Pero también tiene que ver con las Monarquías del Golfo y Turquía, que siendo aliados de estados unidos apoyan políticamente a los Hermanos Musulmanes.

A lo mencionado sumemos a Irán, Siria, Rusia y el papel más activo de China en la región, que son un freno a los afanes de dominio total. En fin, muchos actores, muchos intereses y un solo perdedor: la sociedad egipcia, que vuelve a vivir bajo la incertidumbre, la zozobra y el desamparo, ahora con un Rais que mueve sus hilos al son de Manu Militari. Quiera Allah que las penurias de un pueblo no se acrecienten.

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