Señor Director:
Quienes han visto el film de Luchino Visconti o leído la novela de Giussepe Tomasi di Lampedusa , que llevan los dos el nombre de Gatopardo, han podido encontrar esta frase del noble italiano del siglo XIX que se ha convertido en una expresión casi universal. Ella expresa bastante bien , pienso, lo que es el sistema institucional chileno actual que ha perdido toda autoridad sobre los ciudadanos.
Para muestra un botón: la creación de la fiscalía nacional que fue una reforma faro de Ricardo Lagos Escobar en materia de organización de la justicia se ha convertido en un tiro al aire que ya nada ni nadie puede disimular. La aparición de estos fiscales, que iban a ser los incorruptibles, no ha impedido que los escándalos ( La Polar, la colusión de las farmacias, la condonación de impuestos a Johnson’s,etc. ) sigan multiplicándose y que la ausencia de sanciones, o las sanciones ridículas y tardías, sean el corolario de cada uno de estos actos de vandalismo contra la sociedad. Al contrario, los fiscales han sido bastante útiles cuando la casta dirigente ha querido deshacerse de un enemigo político como el senador Lavandero o perseguir a supuestos terroristas para fines electorales.
En resumen, parafraseando al Gatopardo la mejor manera de preservar los intereses de los que usufructúan del sistema es hacer reformas cosméticas que dejan todo en el mismo lugar . Con lo que se confirma una vez más la ley de vigencia universal que dice que no se puede esperar de un organismo intrínsecamente corrompido , como es el Estado chileno de hoy en día, la receta para curar sus males.
José Cañas C.
El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.