Señor Director:

El 22 de Julio pasado, el candidato presidencial Marcel Claude emitió en un programa radial las siguientes declaraciones: “En una reunión con la comunidad judía, hablábamos sobre el Estado de Israel. Toda la educación en Israel es gratis y la salud también es accesible, de primera calidad, y garantizada por el Estado”.

Me considero un defensor de los Derechos Fundamentales, por lo cual no puedo callar ante tamaña ignorancia y/o inconsecuencia. Las palabras emitidas por Claude, parecieran no coincidir, ni con mi defensa, ni con su programa de gobierno, ni con su discurso. Es muy poco responsable enaltecer la educación de un Estado que se caracteriza por formar a susciudadanosen la violencia y segregación racial, o una salud que sólo sana a quienes poseen una religión en particular. Es verdaderamente simplista reconocer una educación y salud gratuita, obviando quiénes pueden acceder y cómo se financia.

La economía que sustenta esa educación y salud “gratuita”, se debe a una poderosa industria militar, la cual es probada a diario con palestinos. Israel ocupa ilegalmente más del 90% de las tierras palestinas, sin embargo sólo pueden acceder a su salud y educación, aquellos que no sean palestinos. En cuatro años, 129 adultos y 36 bebés palestinos fallecieron en ambulancias que esperaban en puestos de control israelí. Cientos de estudiantes palestinos quedan sin estudios debido a las decenas de escuelas que se derrumban a diario, para levantar asentamientos ilegales, construir un muro del apartheid, y así concretizar su plan colonizador.

Para qué hablar de los informes de Amnistía internacional, UNICEF,Human RightsWatch, de las resoluciones de la ONU o la opinión de la Corte Internacional de Justicia, todas concluyen en lo mismo: Solicitar al estado de Israel el cese de la colonización, la entrega de tierras usurpadas y el respetar los derechos humanos de los palestinos.

¿Hasta qué punto es legítimo glorificar números que indican “altos estándares” de educación y salud, sin analizarlos sistemáticamente? ¿Es digno de seguir políticas públicas que benefician a unos y perjudican a otros? Espero que después de lo expresado pueda reflexionar y reconsiderar sus dichos. De lo contrario encontraría, a lo menos, voluble que un candidato que quiera establecer un Estado de “derechos” en Chile, apoye a un Estado que sólo se ha destacado por aprobar leyes racistas, violar derechos humanos, e incumplir resoluciones internacionales.

Tarik Lama Gálvez
Egresado de Derecho – Universidad de Chile