Al menos 80 muertos es el saldo del viernes de la ira convocado por los partidarios del derrocado Mohamed Mursi después de la tradicional oración del viernes.
Los Hermanos Musulmanes, la cofradía a la que pertenece Mursi, convocaron a sus partidarios a desfilar “pacíficamente” por “millones” y a dirigirse hacia la plaza Ramsés, en el centro de la capital, para protestar por el desalojo de los campamentos de los pro-Mursi en el que según las autoridades, murieron al menos 578 personas, 2.200 en la versión de los Hermanos Musulmanes.
En El Cairo, los tanques del ejército blindaron los principales accesos a la ciudad. Las protestas han sido convocadas en todo el país, tal como ocurrieron la víspera. En particular, ataques contra iglesias coptas que, según denunciaron los fieles, fueron cometidos por seguidores de Mursi.
Los cristianos egipcios viven aterrados tras estos ataques contra su comunidad que incluyen, además de los lugares de culto, negocios y viviendas. Los agresores comenzaron a quemar iglesias hace dos días, poco después de la sangrienta expulsión de los partidarios de Mursi que llevaban dos semanas acampando en dos plazas de la capital.
“La gente está muerta de miedo; nadie se atreve a salir de casa”, dijo Marco, un ingeniero de 27 años, por teléfono a la AFP desde la ciudad de Sohag. La situación es grave porque los atacantes saben donde viven los coptos como lo demuestra el hecho de que después de quemar las iglesias comenzaron a atacar las residencias.
La Unión Juvenil Maspero, que ha documentado la violencia de que fueron víctimas los cristianos durante el año que permaneció Mursi en la presidencia, también culpa de los ataques a los seguidores del líder depuesto. Los seguidores de Mursi acusan a menudo a los cristianos de apoyar al presidente Hosni Mubarak, que fue depuesto a raíz de la revuelta de 2011. Pero los cristianos también eran víctimas cuando Mubarak estaba en el poder.
Tras un día entero de enfrentamientos esta alianza pidió a los seguidores que sigan manifestándose diariamente para denunciar la masacre del miércoles. El gobierno interino, por su parte, se dijo víctima de “un complot terrorista malintencionado” de los Hermanos Musulmanes. En esta misma línea, el rey Abdalá de Arabia Saudita proclamó su apoyo a las autoridades “contra el terrorismo” y advirtió del riesgo de “injerencias” en los asuntos internos de El Cairo.
A nivel diplómatico, quizás impulsados por la actitud firme de la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, que culpó de la “tragedia” en Egipto al Gobierno interino, Francia y Alemania decidieron revisar sus relaciones con el país árabe e invitaron a los otros 26 miembros de la Unión Europea a hacer lo mismo en una reunión de urgencia convocada para este lunes.